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Las enseñanzas del Quijote a Sancho y su vigencia en el siglo XXI
Por : Doris Moscol Mogollón
Un aspecto importante que revela la calidad humana del Quijote son sus enseñanzas a su escudero Sancho Panza cuando lo nombra gobernador de una ínsula durante sus aventuras de caballero andante. Se trata de características particulares de un gobernador para actuar en consecuencia.
Detrás de las frases o enseñanzas y del personaje de ficción que las pronuncia, asoma la silueta del propio Miguel de Cervantes, que sabía muy bien de lo que hablaba.
A continuación, se destacarán algunas enseñanzas y se extrapolarán a la sociedad del siglo XXI.
1.“Primeramente, ¡oh, hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada”. Esta es una gran verdad. Cuando las autoridades, los gobernantes de cualquier ámbito asumen su autoridad bajo la mirada de Dios, sus acciones son más acertadas o, por lo menos, tienen la humildad de reconocer sus errores y la valentía para corregirlos oportunamente. Por tanto, no actúan por venganza ni odio ni rencor, sino solo por amor, pues su misión – de la que rendirán cuenta al Juez Supremo- es de servicio a los demás y no de servirse de los demás, explotarlos, maltratarlos o discriminarlos.
2. “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra”. Se creía que el pavo real se enorgullecía de su rueda (‘abanico que forma al desplegar su cola’) mientras no se veía los pies. Se refiere el Quijote a la necesidad de conocerse uno mismo para no caer en la vanagloria al convertirse en autoridad, olvidándose de quién es realmente y dar pie a que otros le enrostren su pasado. Asimismo, el autoconocimiento hace a las personas humildes, porque conocen su realidad: sus capacidades y sus limitaciones. Por consiguiente, pueden comprender a los demás, ponerse en su situación ante cualquier problema y actuar de modo más justo, más humano, más cristiano.
3. “Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y abuelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista (‘se adquiere’), y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale”. Aquí el Quijote resalta una característica muy importante del gobernador: la virtud. Le insiste que es necesario ser virtuoso porque la virtud vale por sí misma. Por eso, es necesario que cualquier autoridad designada como tal debe ser virtuosa: honesta, solidaria, justa, respetuosa, etc. Ello asegurará una vida armoniosa, pacífica y alegre. Cuando las autoridades carecen de virtudes, cometen una serie de atropellos, abusos, enfrentamientos porque solo buscan egoístamente su bienestar y no el del otro. El otro es considerado como el instrumento que le sirve para conseguir sus propios intereses.
4. “Nunca te guíes por la ley del encaje (‘Nunca juzgues con arbitrariedad’), que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos”. Arbitrariedad significa actuar sujeto a la libre voluntad o capricho antes que a la ley o a la razón. Para una autoridad, es fácil caer en la arbitrariedad. Como goza del poder, juzga superficialmente o se guía por sus antipatías o caprichos. De esta manera, comete muchas injusticias en contra de sus subordinados, y así crea el caudillismo, de su parte, y el resentimiento, en los otros. Destruye, de este modo, el buen clima institucional o laboral que debería reinar en sus dominios. En definitiva, se convierte en un dictador, que causa mucha zozobra, dolor y sufrimiento a los demás.
5. “Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre” La autoridad debe buscar siempre la verdad, y la verdad es una. La verdad debe estar por encima de los regalos, dinero, ofrendas del rico, así como por encima de las lágrimas del pobre. Es decir, debe guiarse por la verdad. Es su obligación descubrirla para actuar en consecuencia y evitar injusticias.
6. “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”. Al descubrir la verdad de los hechos y hallar culpables, la autoridad puede soslayar la aplicación de la justicia no por sobornos, sino por una razón: la misericordia. Pues ha estudiado detenidamente su caso: sus circunstancias personales y familiares. Está en su derecho de concederle otra oportunidad al que yerra, a quien le ha servido por años, pero lamentablemente ha caído por debilidad de la propia naturaleza humana.
A pesar de ser una ficción, esta novela-aunque no es su propósito- aporta estas y otras enseñanzas más, que bien pueden aplicarse en la sociedad actual, porque resaltan valores, tan necesarios hoy, pues facilitan la convivencia humana y la enriquecen.