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Articulos defensoria Opinión

La Tolerancia como sustento de la Defensoría Universitaria

El 29.11.2017 se promulgó la ley 30687 Ley de Promoción de los Derechos de las Personas de Talla Baja.

Los que afirmamos igualdad de derechos ante la ley vemos en esta norma una discriminación a los derechos de la Persona Humana en el Perú, Persona Humana que es una sola y comprende a todos los peruanos que viven en el Perú, la misma que está contenida en la Constitución Política del Perú y especialmente en el Art. 2 Derechos Fundamentales de la Persona Humana.

Las personas en nuestro territorio tiene características propias que las hacen distintas unas de otras, -cultura, creencia religiosa, tradiciones, raza, mestizaje, talla, etc.-, y esto marcha naturalmente; pero lo que nos hace diferentes de otras naciones es la tolerancia cultural en el Perú y esta es la “peruanidad”.

La tolerancia la practicamos diariamente cuando aceptamos nuestras dificultades, cuando lidiamos con el tránsito, cuando aceptamos más de 30 años sin ser parte del mundial de futbol y con lo que resulte ahora que ya llegamos, y con cada acto de indiferencia a la cortesía dispensada, que por nuestra “peruanidad” debemos reconducir y seguir adelante construyéndola.

El peruano nunca reclamaría la excepcionalidad, pues somos creyentes de un solo Dios, y siendo personas diferentes unas de otras, ante Dios somos iguales. La diferencia puede ser de forma, bajito o altito o talla media, cabellos lacios o ensortijados, pero esto es lo adjetivo lo secundario, mas no lo sustantivo lo esencial. Lo esencial es la persona humana, nuestro espíritu de unidad en la tolerancia, y a esta debería tender la dación de normas, de forma que las instituciones que trabajan por la unidad de los peruanos encuentren su correlato en normas que refuercen la unidad.

La intolerancia y la tolerancia, son dualidades que no son de la misma esencia, los actos de intolerancia dividen sin fin, los actos de tolerancia por el contrario unen en la diversidad, lo que no significa que el intolerante no puede arrepentirse sinceramente y volver al redil de la “peruanidad”.

Por otra parte, ser intolerante no requiere esfuerzo en un entorno intolerante, por lo contrario ser tolerante en un entorno intolerante demanda mayor esfuerzo, porque la tolerancia es más que la intolerancia, más elevada y por lo mismo empieza con una decisión íntima y personal, que nos llama a reconocernos como personas humanas, a respetarnos como queremos ser respetados, aceptando ante todo la dignidad humana, que es donde nace el ser tolerante.

Es primordial por tanto que la “peruanidad” se enfatice con normas que tienden a la unidad, más aún si estamos camino a celebrar el bicentenario de la Independencia, y llegará ese día, y nos preguntaremos, ¿Qué país creemos que estamos construyendo, si seguimos marcando la intolerancia?
Si este modesto análisis lo llevamos a la Defensoría Universitaria en nuestra institución, tenemos que asumir que la tolerancia puede ayudar a cautelar los derechos individuales y sobre todo a buscar una convivencia fraternal acorde con la naturaleza institucional.

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