RECuerdo de mi primer programa de TV
notas
Por: Giancarlo Paredes Garboza
Docente de la Escuela de Comunicación USAT
Docente de la Escuela de Comunicación USAT
Pensar en hacer un programa de televisión es considerar la gran oportunidad de ingresar a miles de hogares donde las familias aguardan recibir contenidos que informen, entretengan y eduquen. Esa expectativa que las personas depositan en la mágica pantalla se fusiona con la pasión que uno siente como productor audiovisual. La conexión invisible de la lejanía que solo se materializa cuando encendemos la TV o damos clic al botón de reproducir.
Si me preguntan sobre mi experiencia produciendo televisión, debo remontarme al año 2001. Tenía apenas veinte años cuando se me invitó a participar de un proyecto donde nos juntábamos para realizar un programa musical ¡EN VIVO!
Lo escribo en mayúsculas porque yo venía de hacer programas grabados que, si bien tiene su propio rigor, no gozaban de la adrenalina que fluye cuando estás en tiempo real produciendo y emitiendo contenidos a la vez. Esa presión que carga todo el equipo de producción se convierte en el momento ideal para que el productor de televisión saque a flote sus cualidades no solo creativas o inventivas, sino aquellas que demuestren su liderazgo.
La fase de preproducción es fundamental, es aquí donde fluyen las ideas, todos participan opinando sobre el nombre a usar, el horario de difusión, el formato, la escenografía, los colores que identificarán al producto, etc. En este espacio de discusión también se define el presupuesto, el financiamiento, la publicidad y otros detalles que permitirán hacer muy bien nuestro trabajo. Para nosotros el nombre que quedó fue: “Exitazos” … para hacerles corta la historia, el nombre quedó porque nos preguntamos:
– Productor: ¿qué videos musicales presentaremos?
– (Todos): Puros exitazos!!!
Ahora viene la parte operativa… producir. Llega la fase de elaborar los logos, los videos de presentación y despedida, la música de fondo y otros recursos audiovisuales que acompañarán al programa durante su emisión. Grabar la intro fue increíble, la tecnología de aquella época no permitía hacer muchas cosas, pero la creatividad no conocía límites. En la realización usamos una cámara, las luces del set y realizamos una presentación que pocos creían que se había hecho en nuestra ciudad.
Los conductores fuimos dos, Romina, quien ahora vive en España; y yo, que venía de hacer periodismo. Sí, así somos los comunicadores, capaces de estar en diversas actividades. Yo acababa de entrevistar autoridades y reportar hechos noticiosos; para iniciar con la presentación de música en vivo y regalando premios a nuestra audiencia.
La postproducción (entiéndase los efectos especiales, colorización, animaciones, etc.) era menos que rudimentaria, solo estaba al alcance de las producciones nacionales. Quizá sea motivo para otro texto explicándoles cómo funcionaba en los años dos mil.
El público respondió con su sintonía, llamaban pidiendo su música favorita, regalábamos discos compactos, éramos muy felices sabiendo que llevábamos diversión sana y que la familia se sentaba frente a la pantalla a ver a dos chicos divirtiéndose, haciendo lo que más les apasionaba.
Si estás animado en producir tu primer programa de televisión, sigue tus instintos, prepárate mucho, actúa siempre con respeto al público, lleva entretenimiento que sirva. Haz televisión útil.
Y como me dijo alguna vez un antiguo jefe (me riñó):
¿Te gusta la televisión?
¡Sí, me gusta!
¡¡¡Entonces ve mucha, pero mucha televisión!!!
Fue la mejor reñida que he tenido en mi vida; desde entonces no dejo de hacer TV; como espectador, como productor, como aquel chiquillo que soñaba con hacer televisión. Llevo ya casi veinte programas en mi haber y siento que me falta mucho por dar y por aprender. Lo que sí no me falta es pasión por la televisión.
Saludos para Santiago, Carlos, Víctor, Alex y Romina.
