La innovación abierta y los ecosistemas de innovación: Oportunidad y tarea que compromete a la universidad
Por: PhD. Jorge Huarachi Chávez
Docente adscrito al Departamento de Ciencias Empresariales de la USAT
Docente adscrito al Departamento de Ciencias Empresariales de la USAT
Los desafíos que enfrenta la sociedad en tiempos de cambios de época signados por el cambio climático y la inteligencia artificial, entre otros factores, se da en el área de la investigación e innovación y la reconstrucción de nuestras sociedades como respuesta a estos desafíos. Estos cambios tienen que ver con los fines de la universidad, por un lado, la generación del conocimiento que tenga como propósito la innovación no solo tecnológica sino también social y, de otro lado, la responsabilidad que tiene la universidad en la formación de los profesionales que tienen que, precisamente, comprometerse con este cambio social y con las comunidades dentro de las cuales la Universidad es un actor que aporta a la sociedad con soluciones que impliquen la resolución de los desafíos de la sociedad.
Un proceso clave es la innovación que no solo tiene un impacto económico, sino también un impacto social. Áreas como el medio ambiente y lo social pueden ser impactadas por la innovación al enfocarse en la solución de problemas que ambas áreas confrontan, así como contribuir al desarrollo de las personas al aumentar las capacidades y habilidades de estas
En esta tarea, la innovación abierta juega un rol clave en la co-costrucción de una sociedad justa y sostenible. La co-construcción es crear algo con otros, es el resultado de un auténtico trabajo en equipo donde todos tienen espacio para aportar sus ideas; un proceso creativo, social y activo. La innovación abierta es un cambio de paradigma y se da en ecosistemas de innovación, que se pueden definir como un grupo de organizaciones que tienen como objetivo crear y capturar conjuntamente valor de la innovación conjunta (innovaciones técnicas o relacionadas con el negocio).
Recientemente, Adner (2017, p. 40) definió un ecosistema como “la estructura de alineación del conjunto multilateral de socios que necesitan interactuar para lograr una propuesta de valor focal para materializar”. La mayoría de los estudios que examinan el ecosistema de innovación se han centrado en las organizaciones con fines de lucro, agencias gubernamentales y otras organizaciones sin fines de lucro, por ejemplo, universidades, los centros de investigación y las agencias reguladoras (Chesbrough, 2003). Estas organizaciones varían en su naturaleza y objetivos y, en consecuencia, sus objetivos para colaborar en un ecosistema son diferentes. Estudios previos han indicado que la innovación abierta puede ser beneficiosa para organizaciones como organizaciones benéficas y agencias gubernamentales (Chesbrough y Di Minin, 2014). Como resultado, también es importante considerar las organizaciones sin fines de lucro y explorar su potencial para colaborar en ecosistemas de innovación.
Las universidades interactúan a través de diversas formas de canales de colaboración, formales e informales, para crear conocimiento. Los resultados son patentes, publicaciones conjuntas o desarrollo de herramientas. Es la estación en donde la interdisciplinaridad y la transversalidad juegan un rol creador de valor.
Los gobiernos también desempeñan un papel importante en el ecosistema de innovación. Las agencias pueden crear un entorno en el ecosistema a través del cual el conocimiento y el valor se pueden crear y compartir entre los actores.
Las diferencias en los objetivos de los socios también pueden dar lugar a posibles desafíos o conflictos. En el ecosistema de innovación, por lo tanto, nos centramos en el papel de todos actores participantes, es decir, universidades, centros de investigación, empresas industriales y agencias de gobierno para comprender las diversas perspectivas, para mejorar nuestra comprensión de los procesos de creación de valor y captura en la innovación y cómo gestionar los desafíos que surgen en un ecosistema de innovación.
Tenemos el caso del ecosistema regional de investigación, innovación y emprendimiento de la región de Ica, recientemente galardonado por el PRODEM, como un ejemplo de ecosistema exitoso que nació con el apoyo del programa fortalecimiento de ecosistemas del programa PROINNOVATE del Ministerio de la Producción y que en la actualidad cuenta con la participación de 27 instituciones regionales articuladas en pro del desarrollo de la región ICA Perú.
En su primera etapa ha servido para elaborar conjuntamente la agenda de desarrollo con la plena participación de la hélice EMPRESAS- UNIVERSIDADES- ESTADO- SOCIEDAD. En esta primera etapa se han identificado las siguientes brechas:
- Infraestructura: Uso y aprovechamiento de la tecnología digital y fortalecimiento de los centros de investigación con equipos especializados.
- Capital Humano: Incentivar existencia de investigadores. Fortalecimiento de habilidades blandas en todos los niveles, fortalecer habilidades de gestión de proyectos. Recurso humano calificado abierto al cambio.
- Financiamiento: Mayor demanda. Banca no preparada para ofrecer financiamiento a actividades de I+D+i. Demanda de mayor descentralización de financiamiento privado.
- Políticas: Desconocimiento de Políticas de apoyo del gobierno a I+D+i. Demanda de mayor alineación de autoridades locales, Roles de mayor difusión
- Demanda: Dificultad para acceder a fuentes de financiamiento y encontrar socios para colaborar. No hay facilidad para el proceso de encuentros para alianzas, soporte de apoyo y colaboración mutua. Brecha entre la oferta y demanda de servicios de I+i+e.
- Cultura y comunidad: Desconocimiento en los temas de I+i+e. Generación de confianza entre actores. Difusión y sensibilización para mayor entendimiento de los cambios.
