Feriados: ¿Somos capaces de entender nuestra productividad?
Por: Mgtr. Renzo Vidal Caycho
Director de la Escuela de Economía USAT
Gaius Valerius Catullus detalla en Poemas su desamor por el engaño de Lebia, lanzando en ese momento de manera burlesca su desprecio expresando “Saturnalibus, optimo dierum!” (“[y] en las Saturnales, el mejor de los días!”) (Carmina, 1554). Dicha narrativa tan famosa hace hincapié los días festivos celebrados en la antigua roma como la Saturnalia donde, y como señala Márquez y Vizcaíno (2018), nadie puede imaginar un día mejor en todo el año: colegios y establecimientos cerrados, las calles rebosan alegría y todos los que pueden celebrar el día –libres o esclavos– sin distinción se divierten; soldados descansan e incluso criminales, puesto que no es permitido condenar a nadie durante, el que para muchos es, “el mejor día del año”. Las fiestas son aclamadas, ya sea por adoración a Dioses paganos (Saturno) o por la condecoración por prestar servicios militares. Pero como toda fiesta, los excesos abundan, corre el vino, bullicio, caos, juegos de azar, apuestas, dejando la sensatez y la razón para el resto del año.
Traigo a colación esta historia como parte de una pregunta que cae de madura estos días: ¿somos una economía sólida, como el otrora gran imperio romano, como para decretar más días no laborables sin tener en cuenta su impacto económico?
Vayamos a las cifras queridos lectores. El Perú tiene como Producto Bruto Interno (PBI) cerca de S/ 564 mil millones (BCRP, 2024), ubicándolo en el puesto 46 de 184 países a nivel mundial y 5° de 12 países en Sudamérica (FMI, 2024). Tiene una deuda total de 34% del PBI y un déficit fiscal de 1.4% respecto al PBI (MEF, 2024). Según Transparencia Internacional (OTI, 2024), el Perú se ubica en el puesto 101 de 180 países en el índice de corrupción, en el 65 de 141 países en el índice de competitividad (WEF, 2024); y en el índice de innovación global en el 76 de 132 países (OMPI, 2024). Estamos en el último escalón del grado de inversión de las 3 principales calificadoras de riesgos Moody’s, Fitch y Standard & Poors; y algunos otros indicadores que, bajo una mirada rápida, no nos posicionan como un país de élite mundial.
Las actividades laborales se relacionan con la productividad que reflejan el valor de un producto por cada unidad utilizada de insumo laboral y de capital. Es decir, si se utiliza el 100% de los insumos se espera obtener más del 100% en el valor de los productos, no su igualdad ya que no genera los incentivos para iniciar algún emprendimiento y menos aún de grandes inversiones. El término de productividad tiene un significado muy potente que al parecer no retumba en nuestras autoridades gubernamentales. Loayza (2021), define correctamente que, para generar productividad, se necesitan 3 factores: innovación, educación y riqueza. Un ejemplo muy sencillo es que, si alguien inventa una nueva clase de cebiche tras una mejor combinación de ingredientes, está innovando. Quien logra aprender esta nueva receta, se está educando. Si se traslada esta receta a lugares recónditos donde debe importar el limón y pescado, debe generar bajos costos de transacción capaces de no generar pérdidas. Está siendo eficiente.
Si bien es válido tener días de descanso porque repercute favorablemente en las personas y en la economía (Kong et al, 2020), principalmente en el sector turismo (Ramasany et al, 2008), el exceso de días no laborables puede tener impactos negativos en la economía doméstica. Antes del 2021, el Perú contaba con 12 feriados y, posteriormente, se elevaron a 16 feriados al año. Si a ello se le suma 30 días por vacaciones, el Perú se convierte en el primer país con 40 días libres y con una baja productividad por los altos sobrecostos que genera (aguinaldos, CTS, etc.).
En ese sentido, surge la interrogante ¿cuál es el impacto de no producir en la economía peruana por un día adicional decretado no laborable? Según estimaciones realizadas por el BCRP (2023) y tomando el trabajo de Rosso y Wagner (2022), un feriado adicional reduce 0.08% en promedio el crecimiento de una economía. El Perú necesita llegar a su potencial el cual se ubica en 2.6% para el 2023 – 2027 (Sánchez y Vasallo, 2023). En los últimos 10 años, el Perú crece a ritmo de 2.3% en términos reales (BCRP, 2024). Pero si no sumamos estos 4 días adicionales desde el 2021, entonces el Perú debe crecer a 2.4%. Haciendo este mismo ejercicio para el 2024, el Perú crece de 3.1% a 3.4%. Son S/ 18 mil millones adicionales que se ganan este año.
A nivel macrorregión norte, en el 2024, las economías crecen en promedio 3%. Aplicando el mismo ejercicio, entonces deben crecer a 3.32%, S/3498 millones adicionales para las regiones. En el caso de Lambayeque, sin adicionar estos días feriados a la economía, debe crecer en esa magnitud, significando S/432 millones adicionales. Si miramos las necesidades de Lambayeque, con este dinero se construye o un hospital con 7° nivel de complejidad que atienda a miles de personas necesitadas de una cama; o más de 200 colegios que impactan directamente a las familias, dándoles esas carpetas que no tienen para sus hijos.
Queridos peruanos, o nos sumamos a generar mayor productividad o dejamos que las fiestas romanas nos griten desde sus tumbas: Io Saturnalia! (¡Felices Saturnales!).