Bullying y Ciberbullying: “La ley de los más fuertes y el silencio de los inocentes”
Por: Dra. Marilia Cortez Vidal
Directora de la Escuela de Psicología USAT
Mentes peligrosas en las escuelas. Felipe, un chico tímido y reservado de 15 años, siempre fue un alumno ejemplar: Cumplía sin postergaciones sus tareas y pasaba las pruebas con buenas notas. Los profesores siempre relataban que Felipe era un chico brillante y con un futuro por delante; sin embargo un “grupito” de alumnos pasó a discriminarlo y a molestarlo; en frente de todos era blanco de apodos y chacotas como: “sabiondo”, “camote”, “raro”. Un día fue agredido físicamente en el baño por el grupo; tanto fue el susto de Felipe que, a partir de ese día, el ir a la escuela se tornó en su más grande sufrimiento porque ya no solo era el “grupito” que lo molestaba, ahora se sumaban más para lo mismo.
A pesar de que existen estudiantes que celebran el regreso a clases presenciales, otro grupo de menores vive con constante preocupación por el retorno. En pandemia, las denuncias disminuyeron, pero no la violencia. Con el coronavirus, las aulas se trasladaron a la virtualidad y con ellas la violencia escolar. De acuerdo con la plataforma SíSeVe del Ministerio de Educación, entre 2013 y 2022, se han registrado más de 40.000 reportes de violencia escolar. Del total, 7.755 (19%) corresponden al bullying y ciberbullying. En 2022, hasta fines de febrero, hubo 3 casos de acoso escolar. Así mismo, se destaca de los reportes recibidos entre el año 2020 hasta abril de 2021: el 54% de casos corresponde a violencia entre escolares que utilizan medios tecnológicos.
La palabra bully significa: individuo valiente, tirano, mandón y la expresión bullying corresponde a un conjunto de actitudes de violencia física y/o psicológica, de carácter intencional y repetitivo, practicado por un bully (agresor) con una o más víctimas que se encuentran imposibilitadas de defenderse. El Ciberbullying, comparte con lo anterior en cuanto al acoso intencionado, persistente, donde el agresor y víctima se encuentran en una situación de desigualdad; este acoso se realiza a través de los recursos tecnológicos, difundiendo información dañina para la víctima a través de redes sociales, publicación de fotografías y videos, correo electrónico, whatsapp, etc.
¿Cómo identificar y tomar medidas necesarias para acabar o disminuir la violencia en el ambiente escolar? Un primer paso es reconocer a aquellos alumnos que están siendo vulnerables a las agresiones y los que lo propician. En relación a la víctima: En el ambiente escolar presenta conducta retraída. Faltas frecuentes, con el objetivo de huir, evitar exposiciones, humillaciones y/o agresiones físicas y psicológicas. En los juegos o actividades de grupo siempre son las últimas en ser escogidas. En el ambiente familiar, se quejan de dolores de cabeza, estómago, vómitos; todos esos síntomas se incrementan unas horas antes de ir al colegio. Se muestran irritadas, ansiosas, tristes, somnolientas durante el día, pueden presentar un aumento o disminución del apetito. Generalmente no tienen muchos amigos y prefieren no frecuentar casas y compartir actividades libres.
En relación al agresor: En el ambiente escolar, colocan apodos de muy mal gusto, difaman, amenazan y menosprecian. Roban materiales escolares, dinero de los otros estudiantes sin consentimiento. En el ambiente familiar, presentan actitudes desafiantes, hostiles, agresivas con relación a los padres, hermanos, empleados. Hábiles en manipular a los miembros de la familia para deslindarse de los problemas que son protagonistas.
Para poder tomar acción es recomendable que en familia se establezca un diálogo permanente con los menores y abocarse al reconocimiento de sus preocupaciones, angustias, expectativas; así como también reservar un espacio para expresar sentimientos y pensamientos. Antes de reprender a un hijo es necesario escucharlo y estar dispuesto a ayudarlo, reforzando con palabras y actitudes los aspectos positivos. Fortalecer la confianza en sí mismo será un factor protector para romper el silencio que alimenta el bullying y denunciar a los agresores.
La lucha contra el bullying debe comenzar desde los primeros años de escolarización, donde el escenario principal es la escuela y los actores son los profesionales de educación e identificar en el cuerpo educacional los recursos significativos para su formación intelectual, técnica, psicológica y personal en beneficio del estudiante,
En conjunto, familia y escuela son agentes socializadores que acompañan y brindan las estrategias al menor para su desenvolvimiento futuro, son modelos a seguir que constituyen un eje fundamental para la inserción a la vida ciudadana.