¿Ciencia política u oportunismo político? Estado de la cuestión en nuestro país
Docente de la Facultad de Humanidades USAT
Dr. en Bienestar Social y Desarrollo Local
La segunda concepción respecto al oportunismo político moderno la encontramos en el renacimiento: un movimiento político y social surgido allá por el siglo XV de nuestra era. Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”, marca un nuevo paradigma antropológico y por ende el nuevo paradigma para la política moderna y contemporánea. Para este pensador social y político, el hombre es malo por naturaleza. Esta misma línea de pensamiento siguieron pensadores sociales posteriores como Thomás Hobbes, Jhon Locke, Jean Jacques Rousseau, entre otros.
Maquiavelo reconocido por el uso de los medios inmorales para fines políticos y la creencia de que el gobierno se basaba en gran parte, en la fuerza y la astucia, heredó a la posteridad una manera de pensar y actuar oportunista, donde el fin justifica los medios; desligando con ello ética y política
Ahora bien, ¿qué implicancias lleva consigo la asunción de un quehacer político serio? Las respuestas las podemos encontrar también recurriendo a grandes maestros de la reflexión social y política. Básicamente fue la tradición clásica quien definió la política como la ciencia práctica del arte de gobernar. Así por ejemplo, Sócrates, consideraba que algunas funciones del político eran: hacer reinar en la vida política la verdad, el bien y la justicia; educar a los jóvenes y niños para convertirlos en buenos ciudadanos. Platón consideraba que la virtud característica del gobernante era la sabiduría o el buen criterio. Entre tanto Aristóteles proponía el bien común.
Para los pensadores medievales como San Agustín el fin del Estado era simplemente ordenar la convivencia de los hombres hacia la paz, y la tranquilidad del orden. Santo Tomás consideró que el gobernante o político está obligado a buscar el bien común y someter sus gustos personales a la necesidad de colaborar para que la sociedad exista y se perfeccione.
En esta tradición clásica, se ve muy claro las cualidades del político: Una persona bien cultivada y formada científica, moral y políticamente
A la luz de lo reflexionado preguntémonos ¿Cuál es realmente el perfil de nuestros gobernantes que dirigen los destinos de nuestro país? y ¿cuál el de los candidatos que alistan sus estrategias para persuadirnos en las nuevas elecciones que se avecina? ¿Ostentan un perfil de un auténtico político o el perfil de un oportunista político?
Para respondernos considero necesario que pensemos un poquito en lo que viene aconteciendo políticamente en estas últimas semanas: un enfrentamiento de intereses entre los poderes del estado, donde apelando a estrategias políticas maquiavélicas y movidos por el interés individual, tratan de desacreditarse unos a otros y de generar confusión en el electorado. Por doquier nos damos cuenta cómo nuestros candidatos afinan su verbo, desfilan de un partido a otro según la conveniencia, preparan sus discursos pensando más en la forma que en el contenido, se agreden continuamente, nos bombardean constantemente con propagandas y slogan publicitarios muy marketeros y costosos con el único propósito de persuadirnos para que les demos el voto.
Después de todo, la historia, otra vez será testigo, de cuánta gente llegó realmente con buenas intenciones y cuantos otros terminaran en la cárcel o perseguidos por la corrupción y el daño que hicieron. Pues la misma vida pasa factura y a veces muy caro.
Exijamos pues, a los candidatos, que nos digan cuáles son sus plataformas del desarrollo y sus respectivos planes, programas y proyectos de corto, mediano y largo plazo, que nos demuestren cómo sus propuestas toman por base una visión integral del ser humano de modo que puedan promover el desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre; pero sobre todo, exijámosle cómo piensan hacer o concretar eso que prometen.