¿Cómo cultivar la resiliencia para superar las adversidades?
Docente de la Escuela de Psicología USAT
Se ha identificado que la resiliencia ocurre cuando factores individuales, familiares o del contexto social, impiden el transcurso del riesgo a problemas severos. Uno de estos factores individuales, que facilitan el funcionamiento personal y social, son las habilidades cognitivo-emocionales; de forma específica la inteligencia emocional, la cual permite que las personas afronten de mejor manera las situaciones generadoras de estrés, esto sucede cuando son capaces de percibir, valorar y regular sus estados emocionales, y por ende, lograr una adecuada salud mental.
En efecto, ante una situación difícil, como es una enfermedad, las personas reaccionan con diferentes emociones, como tristeza, cólera o culpa; las que naturalmente resultan desagradables; sin embargo, estas emociones pueden ayudarnos a construir. Por ejemplo, una persona que se siente culpable por su enfermedad, puede reflexionar sobre su salud y con ello tomar mayor precaución sobre sus hábitos alimenticios u otras medidas preventivas, para sí mismo o su familia, y de esta forma ayudar a otros partiendo de su experiencia. Entonces, es importante conocer y valorar, que algunas emociones a pesar de resultar desagradables, pueden ser beneficiosas para nuestro bienestar.
Sin embargo, no es suficiente reconocer nuestros estados emocionales para generar cambios, para ello es importante regularlos, pero cómo lograrlo. Como sabemos, nuestros pensamientos influyen sobre las emociones y conductas, de esta forma ante situaciones difíciles o de estrés, las personas pueden utilizar diferentes estrategias cognitivas de regulación emocional, las cuales pueden ser funcionales o disfuncionales, las primeras facilitan el bienestar de la persona, y las siguientes, por el contario podrían fomentar problemas como ansiedad y depresión.
Entre las estrategias funcionales encontramos, la focalización positiva, centrada en propiciar pensamientos agradables; la aceptación, consiste en no intentar controlar los eventos estresantes; poner en perspectiva, al utilizar esta estrategia la persona trata de comparar la gravedad del evento estresante con otros eventos; la reinterpretación positiva, centrada en identificar los aspectos positivos de la situación; y la focalización en los planes, dirigida a solucionar el problema, procurando disminuir su aparición en el futuro (Garnefsky & Kraaij, 2007).
Entre las estrategias disfuncionales, encontramos, la rumiación, consiste en pensar frecuente y persistentemente en las consecuencias del evento estresante; la catastrofización, centrada en exagerar la amenaza de la situación estresante; y finalmente el hecho de culpar a otros por la situación; entre otras (Garnefsky & Kraaij, 2007). Ante esto, surgen las interrogantes ¿qué estrategias de regulación emocional utilizas?, ¿esa estrategia es funcional o disfuncional?, responde y reflexiona sobre estas preguntas.
Por ejemplo, ante la situación de pandemia que hoy vivimos, podrías culpar a otros por traer el virus (podrías tener razón), pero, en qué medida esto te ayudaría a disminuir el estrés; por el contrario, podrías focalizar tu atención (utilizando la estrategia de focalización en planes) en evitar que este virus se continué propagando, tomado las medidas preventivas para su mitigación.
Por otro lado, uno de los factores familiares que fomenta resiliencia en los hijos, es la relación de afecto con los padres o tutores, esta relación afectiva, ayuda a minimizar el riesgo y una serie de resultados negativos. De forma específica, cuando los padres proporcionan a sus hijos, buen trato, cuidado y protección, están preparándolos para crecer con bienestar y hacer frente a las situaciones difíciles que se les pueda presentar en la vida. De esta forma, es importante que los padres se involucren en la crianza de sus hijos, mediante un estilo paternal inductivo (democrático), protegiéndolos, educándolos y siendo modelos de un afronte productivo ante situaciones difíciles; reconociendo que aquello que ocurre en la familia les afecta, de esta manera, podemos cultivar en nuestros hijos resiliencia y generar aprendizajes en familia.
Respecto al contexto social, los estudios muestran que las prácticas de socialización parental que fomentan apertura hacia la comunidad, y que generan un sentido de pertenencia al grupo, propician en sus miembros bienestar e interacción social. De esta forma, los integrantes de la comunidad que mantienen una cultura colectiva, y que se esfuerzan por mantener relaciones de armonía con los otros; poseen mayores recursos para hacer frente al estrés y ansiedad; propiciando que sus integrantes busquen apoyo social, en la familia, amistades y vecindario. Entonces, es importante fomentar un sentido de pertenencia al grupo primario de apoyo, y evitar un individualismo insano que disminuye las condutas resilientes y limita superar la adversidad; esto es importante principalmente en el contexto de pandemia en el cual nos encontramos, donde es necesario ser solidario con las personas más vulnerables.