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Día del Abogado

Por: Dra. Ana María Llanos Baltodano
Directora de la Escuela de Derecho USAT

La palabra “abogado” -etimológicamente- proviene del latín “advocatus” que significa «llamado en auxilio». En la actualidad se refiere a una persona que ha estudiado Derecho, ha obtenido el título profesional de abogado y se ha inscrito en el respectivo colegio profesional para poder ejercer. Es el abogado quien auxilia a los otros y los representa en la defensa de sus intereses, quien asesora, concilia, defiende, quien ejerce en el sector público o privado; quien da fe como notario; quien inspira como docente. Tan amplio es el campo laboral del abogado que obliga al estudio permanente.

El 2 de abril en Perú, desde el año 1952, se conmemora el Día del Abogado en homenaje al jurista, político y diplomático Francisco García-Calderón Landa, abogado que fuera presidente de Perú entre marzo y noviembre de 1881, y que nació un 2 de abril de 1834. Conmemorar el Día del Abogado, significa también conmemorar el derecho y la justicia. Conmemorar el derecho y la justicia significa hacer homenaje a la búsqueda de la verdad.

Nuestra profesión es una de las más antiguas, nace con el propósito de hacer respetar los derechos de la persona, para representarla, orientarla y defenderla, y esa ha sido la tarea de la profesión siempre. En el siglo XXI, el reto del abogado no debe ser ir al ciberespacio o dominar la tecnología legal de punta, nuestro gran reto es retornar a nuestros inicios como seres humanos, es decir, actuar siendo auténticos, buscar la verdad a recuperar el propósito de la profesión que es hacernos escuchar para defender la dignidad de las personas.

El Derecho como profesión liberal ofrece varios campos de trabajo y permite el desempeño independiente y autónomo, lo cual ha sido una ventaja que le ha permitido mantenerse vigente durante tantos años de historia. Son varias las disciplinas o carreras que tienen un fin social, pero el derecho es el medio a través del cual los juristas o abogados tomamos como elemento protagónico su visión social, asentada en la solidaridad y en lo justo.

El abogado debe luchar, además, por la realización del Derecho. Como dijo COUTURE, el día en que se encuentre en conflicto el derecho- positivo, se entiende- con la justicia, se debe luchar por la justicia. Los vínculos entre las funciones del abogado y la ética profesional son tan estrechos que puede válidamente afirmarse que entre una y otra se verifica un proceso de unión estrecha. No podemos dejar de reflexionar sobre la relación entre el servicio y la virtud que lo inspira. En este sentido, ha indicado ANDRUET que pueden darse las siguientes relaciones: el deber del abogado “consigo mismo” se relaciona con la virtud del estudio; el deber del letrado para con el “cliente” corresponde a la virtud de la honestidad; el deber para con el “juez”, virtud de colaboración; el deber para con los “colegas”, virtud de solidaridad; el deber con los “cuerpos profesionales”, virtud del respeto; el deber con la “sociedad”, virtud de la justicia; el deber para con la “profesión”, virtud de la probidad. Todo ello nos lleva a la conclusión de que el hombre de derecho es quien se respeta a sí , a su función , pero sobre todo al otro y a los otros con quienes se relaciona en sociedad como uno más o en el ejercicio de su tarea profesional.

Actualmente vivimos “la nueva normalidad” en todo el planeta por la pandemia ocasionada por el coronavirus (COVID 19), en ese sentido, debemos reflexionar cómo los abogados podemos aportar a la sociedad y aplicar la teoría a la solución de problemas en la práctica. En el mundo entero y en nuestro país lo podemos apreciar en las medidas políticas, sociales y jurídicas que se traducen en normas que buscan permitir actuar frente a esta coyuntura crítica y de ella extraer la esperanza para todos quienes estamos en espera de tiempos mejores, con menos víctimas y menos daño en nuestra visión del futuro. De ese modo, el papel de Derecho se aprecia en el día a día de todos los ciudadanos y es en esos momentos en que nos sentimos orgullosos de haber estudiado esta profesión.

A los estudiantes de Derecho, futuros juristas, los motivaría a aportar a nuestro país con nuevas ideas, con optimismo, sin olvidar que el fin de nuestro quehacer siempre debe ser la justicia, y debemos practicarla en nuestro actuar siempre.

¡Feliz Día del Abogado!

Referencias:
Basadre Ayulo, Jorge. (2001). LOS JURISTAS DE LA REPUBLICA DEL PERÚ EN EL SIGLO XIX: FRANCISCO GARCÍA CALDERÓN LANDA. Revista de estudios histórico-jurídicos, (23), 471-486. 
https://dx.doi.org/10.4067/S0716-54552001002300013
Naranjo Bautista, Reynado. Reseña histórica de “Los Mandamientos del abogado” del autor Couture, Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, vol. LII, nº 238, 2002.

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