Día del Ingeniero y del Arquitecto: Profesionales aliados del desarrollo social y económico
Decano de la Facultad de Ingeniería USAT
En los últimos años se ha sumado a las demandas ambientales y sociales, los requerimientos urgentes de solución a la crisis generada por el Covid-19. Situación a la que no estamos ajenos y nos compromete a ser parte de esta fase de profunda evolución donde el aporte profesional es el elemento esencial de cualquier proceso productivo o de servicio. Desde el punto de vista de la ingeniería y la arquitectura, estamos en un periodo que amerita un mejor uso de los recursos y promover el desarrollo tecnológico, pero a su vez se necesita invertir más y de manera inteligente en investigación y formación. En particular, adecuando en mayoría los sistemas formativos a las exigencias de la innovación productiva, no solo de las nuevas generaciones sino también de aquellos que ya aportan al país sus conocimientos, para consolidar un cambio de mentalidad que respete la relación hombre – naturaleza. Necesidad que ha sido reafirmada por el Sumo Pontífice indicando que se debe “… adoptar un estilo de vida respetuoso del ambiente, apoyar la investigación y explotar las energías limpias, que protejan el patrimonio de la creación y que no sean un peligro para el hombre, deben ser prioridad política y económica”.
A nivel global, la UNESCO proclamó que el 4 de marzo sería el Día Mundial de la Ingeniería para el Desarrollo Sostenible. El tema de este año 2021 es “Ingeniería para un planeta saludable” que viene a representar una oportunidad única para que cada país oriente sus esfuerzos e iniciativas hacia el crecimiento inteligente, sostenible e innovador, tendencias claves en la labor del ingeniero hacia la transición verde y digital del país. Y el primer lunes de octubre es el Día Mundial de la Arquitectura determinado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), quien en 1996 decidiera vincular al gremio de arquitectos con el desarrollo urbano sostenible, propuesto por la comisión de hábitat de la ONU en 1985. Un verdadero reto para estas profesiones que contempla intervenciones de alta importancia estratégica: desde la aceleración hasta la disponibilidad generalizada a las redes a nuevas infraestructuras de movilidad, desde intervenciones contra la inestabilidad hidrogeológica hasta un plan sostenible para la eficiencia energética mobiliaria y para la regeneración urbana, desde edificaciones en base a principios bioclimáticos adaptada al contexto geográfico hasta políticas reales de ecología industrial.
Sea a nivel regional o global se necesita el compromiso, de la profesionalidad y habilidad de los ingenieros y arquitectos, tanto para minimizar los principales problemas ambientales y sociales, aún sin resolver, ya sea porque en este contexto la capacidad de diseño de estos profesionales está conectado con la investigación y las nuevas tecnologías. Actores privilegiados del desarrollo social y económico, de los que son protagonistas, han asegurado a lo largo del tiempo el impulso creativo necesario para cubrir las necesidades que plantea el crecimiento del consumo, sea por la globalización de los mercados y los diversos cambios en la sociedad, con la aplicación de soluciones seguras, innovadoras y compatibles con el medio ambiente. Por ello, la ingeniería y la arquitectura son profesiones que requieren cada vez más responsabilidades, incluso éticas, porque quienes diseñan y aplican las nuevas soluciones tecnológicas deben hacerse cargo de todas sus consecuencias, evitando el empeoramiento de los problemas socioeconómicos. Este es un compromiso que consolida y amplía el papel profesional, haciéndolos protagonistas del debate político e aliados de las instituciones en la construcción de la sociedad venidera. Es ahora o nunca.