Día Nacional de la Persona Adulta Mayor: Reflexión y acción para un envejecimiento digno
Por: Dra. Sofía Lavado Huarcaya
Coordinadora Nacional de la REDESAM Perú
Directora de Responsabilidad Social Universitaria USAT
Y pasaron cinco meses de confinamiento debido a la pandemia COVID-19, un tiempo de agitación e incertidumbre con sentidos y significados muy distintos según quien lo experimenta. No cabe duda, que la población en general está sufriendo las consecuencias de la denominada mayor pandemia de este siglo, pero no perdamos de vista que el 69% de fallecidos son Personas Adultas Mayores (PAM), convirtiéndolos tristemente en el foco de la atención en esta pandemia, por su alta vulnerabilidad.
De acuerdo a información que proporciona la sala situacional COVID-19 del Perú, el cuantitativo de casos al 16 de agosto 2020, son de 525,803 casos positivos y 26,075 fallecidos, siendo 18,077 fallecidos por COVID-19 que pertenecen a la población de 60 a más años.
¿Qué estamos haciendo frente a esta situación? Reconocemos las medidas que el gobierno viene tomando en esta pandemia, pero nada parece ser suficiente, pues día a día, somos testigos del vía crucis que tienen que pasar nuestros adultos mayores.
No solo nos referimos a los infectados u hospitalizados, también a aquellos adultos mayores que, por la situación de encontrarse más de 150 días en cuarentena, incrementan la sensación de sentirse aislados por el distanciamiento entre las personas significativas para ellos, privados de la capacidad de vivir independientemente o ,lo que es peor, sentirse olvidados por las autoridades, frente a una violencia familiar que, en el contexto de la cuarentena y aislamiento, ha elevado sus estadísticas significativamente. Pero en realidad, esta situación que ya la sufrían nuestras PAM, apenas se ha tornado más visible con la pandemia.
En ese contexto, nos toca celebrar el próximo 26 de agosto el DÍA NACIONAL DE LA PERSONA ADULTA MAYOR, fecha que hace cuatro décadas se celebra en el Perú y responde a los acuerdos internacionales promovidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, los cuales fomentan la designación de este día, con el objetivo de promover sus derechos, revalorizar su imagen en nuestra sociedad y favorecer la toma de conciencia sobre el valor de la prolongación de la vida.
Qué mejor celebración, que frente al momento crucial que estamos atravesando, invitemos a los gobiernos y la población en general a recordar las razones de esta conmemoración. Ahora más que nunca precisamos (re)pensar el actuar hacia nuestros adultos mayores, enfocando la crisis del coronavirus, como una oportunidad para volver la vista sobre esos compromisos nacionales e internacionales para un envejecimiento activo y digno.
El envejecimiento activo y digno implica salud, conocimiento, derecho de participación social, seguridad y protección para las PAM. Su cumplimiento, no solo es una exigencia para los gobiernos; en nuestras manos está iniciar su práctica en el escenario de nuestro hogar.
Iniciemos esta práctica mirando a nuestros adultos mayores, más allá de su salud y condición física, asumamos un cuidado holístico; respetando sus decisiones, resignificando sus vínculos afectivos, garantizando los derechos que le asisten; sobre todo, centrando nuestra atención en sus sentimientos, emociones, en sus opiniones respecto la pandemia y como ella impacta en su diario vivir.
Reto a los lectores de esta reflexión, que este año, la conmemoración del Día Nacional de la Persona Adulta Mayor, sea individual, sea familiar, sea vecinal. Es en este escenario, donde tenemos la oportunidad de comenzar a actuar desde la conciencia y la coherencia, de asumir acciones que le ayuden al “viejo” de nuestra familia a envejecer con dignidad, con calidad de vida; reconociendo que la situación adversa que vivimos, es una oportunidad para trascender.
