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Articulos Opinión

El COVID: La ansiedad como efecto psicológico de la pandemia

por:Ps. Susan Torres
Docente de la Escuela de Psicología

 

En algún momento nos plantearon la siguiente pregunta: Si tuvieses que naufragar en una isla y tuvieses la oportunidad de elegir a alguien con quien pasar este naufragio ¿Con quién irías? Algunos no pensaban mucho para poder dar una respuesta, otros quizá si se tomaron el tiempo para sopesar los pro y contras y determinar a quién elegirían y otros sólo mencionaron un nombre para salir del paso. Hace poco más de 2 meses nos ha tocado responder parte de esta pregunta; nos ha tocado convivir en nuestra “isla” separados del mundo, pero a la vez tan cercanos, ahora la preocupación no estar lejos en una isla, sino estar muy cerca de alguien que puede trasmitirnos el tan temido COVID 19.

Lo que no se reflexionaba en esta pregunta era sobre las emociones que podríamos experimentar en ese supuesto naufragio, hoy parecido al aislamiento, distanciamiento social y cuarentena, claro está que con las comodidades que nuestro hogar nos proporciona. Durante los últimos meses es innegable que nuestra vida ha cambiado. Miedo, estrés, angustia, ansiedad se han vuelto palabras que acompañan nuestro día a día, están incluidas en nuestras conversaciones con amigos, familiares, compañeros de trabajo, noticieros, encabezados de post en redes sociales, entre otros. Y esto ha dado pie a que se comience a hablar sobre la próxima pandemia que se avecina, la pandemia en salud mental.

Aún no tenemos estadísticas concretas de cuánto ha aumentado las cifras relacionadas con la ansiedad en nuestro país, pero ya otros países que han estados expuesto a la pandemia antes que nosotros y la han superado en cierta medida, como España, por ejemplo, reportó que mediante su canal de soporte Salut Respon, en el mes de abril, las llamadas de personas con síntomas de ansiedad incrementaron en un 300% en relación al mismo mes del 2019. En argentina un estudio realizado por el CONICET en alianza con cuatro universidades, reveló que el 85% de médicos presentaban síntomas de ansiedad. Aunque las cifras pertenezcan a otros países es necesario y urgente que en nuestro sistema de salud se prevean acciones que permitan hacer frente a un escenario de efectos psicológicos.

Como se mencionaba, diversas estadísticas en relación a la salud mental han comenzado a tomar espacio en la red por primera vez; las secuelas psicológicas no fueron tan consideradas en las 10 pandemias anteriores que azotaron al mundo a lo largo de la historia, entre las más letales podemos recordar al brote de Viruela, sarampión, fiebre española, peste negra y otras que obviaremos mencionar ya que el objetivo de este artículo se centra en el efecto psicológico que ha producido esta pandemia. Como se mencionaba, el aspecto psicológico es un área que se ha visto desestabilizado en gran parte de la población, ya que al mantener esta estrategia distanciamiento social para disminuir el contagio ha forzado a la persona a cambiar sus rutinas, formas de trabajo, de aprender y de relacionarse. Y frente a ello muchos han empezado a desarrollar síntomas de ansiedad y es natural, ya que en un sentido funcional la ansiedad es un mecanismo que nos alerta ante alguna amenaza, y la amenaza hoy por hoy la tenemos clara. Pero cuando las señales de alerta se vuelven continuas, bombardeándonos de pensamientos catastróficos podemos hablar de una ansiedad patológica, que acompañada de otras sintomatologías físicas (cefaleas, taquicardia, mareos, malestares estomacales, insomnio, etc), emocionales (miedo, irascibilidad, inseguridad, sensación de vacío e inquietud), conductuales (hiperactividad o hipoactividad) y sociales (verborrea o quedarse en blanco) alterará evidentemente el bienestar de la persona.

La predisposición a desencadenar síntomas de ansiedad puede tener origen en el desarrollo de la persona y la formación de su personalidad, por ello considero importante establecer límites y permitir que los niños se frustren ya que con ello podrán generar recursos que le permitan afrontar situaciones futuras.  En cuanto a la formación de la personalidad es importante trabajar en la gestión de emociones, ayudar y guiar al niño en la expresión de sus emociones, en conectarse con sus pensamientos para comprender su realidad y buscar formas de afrontarlas, sino se trabaja en ello probablemente tendremos adultos que tiendan fácilmente a enfrascarse en el problema y en salidas erráticas. Otros aspectos importantes a incluir como predisponentes son la aportación genética y otras enfermedades mentales.

Existen también factores activadores, los cuales pueden ser situaciones o hechos específicos que resultan amenazantes y activan nuestro sistema de alerta, en este contexto podemos relacionarlos al confinamiento, las restricciones, la sobrecarga laboral, la preocupación por abastecer de recursos al hogar para subsistir, el desempleo, problemas de pareja entre otros. A estos factores podemos sumar también, los factores de mantenimiento, los cuales hacen referencia a las situaciones o cuadros de ansiedad no resueltas, no asimiladas y afrontadas adecuadamente producirían un incremento de los síntomas del mismo en situaciones futuras.

Sin embargo, como dice una expresión popular: “ya estamos en el barco”, y no somos ajenos a poder en algún momento desencadenar síntomas de ansiedad, para ello es necesario evitar la sobreinformación, las redes sociales están abarrotadas de información falsa; incluir dentro de la rutina diaria una actividad que proporcione sensación de relajación. Cuando invadan pensamientos negativos; cuestiónalos y racionalízalos. Reflexiona sobre las diversas enseñanzas que nos ha dejado este tiempo de confinamiento, conectarse con nuestros pensamientos y sentimientos es un ejercicio enriquecedor, depende con el cristal con que desees ver la situación va a definir el rumbo de la enseñanzas y lecciones que interiorizarás. Y, por último, no temas en buscar ayuda profesional.

Finalmente, este tiempo de confinamiento nos ha forzado a generar cambios, a reencontrarnos con nuestra familia y nosotros mismos, pero es importante recalcar que esta pandemia dejará secuelas fuertes en nuestra población, una población que tendrá que afrontar una nueva ola de eventos que marcarán su vida y hoy por hoy nuestro sistema de salud mental tendrá que fortalecer sus protocolos con la finalidad de enfrentar a un enemigo que día a día gana terreno: el COVID psicológico.

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