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Articulos Opinión

El futuro de nuestra cadena de suministro

Por: Ing. Rolando Malca Correa
Master en Administración y Marketing
Gerente de Operaciones en diversas empresas de transporte de Chiclayo, Trujillo y Lima, sector industria y minería.
Docente de Posgrado y Pregrado de USAT
Docente de la Escuela de Administración de Empresas USAT.

El año 2012 estuve de viaje por USA y era la primera vez que conducía en un país diferente al mío, no sabía si las reglas de tránsito eran las mismas, pero allí estaba yo; circulando por la Florida’s Turnpike, (el equivalente a nuestra carretera Panamericana que une Tumbes con Tacna de norte a sur). Como es natural estaba algo preocupado mirando hacia adelante y revisando no superar las 65 millas por hora que es la velocidad permitida, un equivalente a 110 Km por hora en Perú. “No superes esta velocidad me dijeron”, sino la policía te detiene, te quitan la licencia y una multa que malogrará tu viaje, así es que a cumplir como buen ciudadano las reglas del país que me acogía de vacaciones.

Luego de los primeros 30 minutos, un poco más tranquilo y después de “acostumbrarme” al manejo y a las reglas seguí mi camino, me esperaban 4 largas y entretenidas horas desde el aeropuerto de Miami hasta Florida mi punto de llegada. De pronto me puse a observar y pude ver que estaba en una autopista de 3 carriles de ida y vuelta, con mucho orden y en las mismas direcciones circulaban autos, camionetas y camiones de gran tamaño y tonelaje de carga. Estas 3 vías permitían un manejo sin contratiempos para cualquier persona incluso para los primerizos como yo. En ese momento, se me vinieron a la mente muchas cosas respecto al tema del transporte de carga, es allí donde comprendí que con carreteras así, nuestro sistema logístico en el Perú podría cambiar radicalmente, no recuerdo haber pasado por ninguna ciudad hasta llegar a Florida, pues esta autopista las bordeaba a todas, por lo que no había por que parar, ni bajar la velocidad, lo cual facilitaba un manejo ordenado, seguro y a tiempo.

Recuerdo que en aquellas épocas me desempeñaba como gerente de operaciones de una importante empresa de transportes en la cual sufríamos muchos con los lead time (tiempo total desde que se genera el pedido hasta que se entrega). Nuestras entregas no se realizaban a tiempo, los inconvenientes en la carretera eran diversos, paradas en cada ciudad, robos en las pendientes, disminución de la velocidad, frenadas bruscas y en lugares libres se “aprovechaba” para recuperar el tiempo perdido, originando con esto posibles causas de accidentes por excesos de velocidad, con los resultados negativos que todos conocemos.

Esta experiencia me animó a realizar un análisis y encontré que el Perú cuenta con 23,056 Km de carreteras a nivel nacional, (como referencia en extensión de Tumbes a Tacna hay aproximadamente 2,500 Km, es decir poco más del 10% del total nacional) de las cuales al 2011 solo estaban asfaltadas el 53.6 %. desarrollo peruano (2015). Este porcentaje se incrementó a 75.7% a diciembre del 2014 y para finales del 2018 se espera que las carreteras estén asfaltadas al 86% (Revista Perú Construye, 2018). Hoy casi a finales del 2020 estoy seguro que esta cantidad debe haber aumentado, sin embargo ¿será suficiente para mejorar nuestra cadena de suministro? Y aquí sí estoy seguro: ¡Claro que no!

Como se comprenderá debido a la actual crisis Covid-19, la crisis política y la corrupción, es posible que los proyectos se detengan en nuestro país, por lo tanto la problemática continuará deteriorando al sector transporte y a la cadena de suministro en general. ¿Entonces qué hacer mientras tanto?, pues esta pregunta le toca contestar única y exclusivamente al propio empresario del transporte, es decir, tiene que tomar acción al interior de su empresa hasta que las carreteras se terminen de asfaltar y termine de construirse la doble vía de la panamericana, y para ello faltan muchos años por lo que hay que empezar cuanto antes. Según Gálvez (2013), el transporte de carga en el Perú tiene la gran limitación de que en su mayoría se hace por carretera. Al tener esta limitación las carreteras están muy congestionadas, hay mucha demanda de transporte y los únicos beneficiados son los generadores de carga, los grandes retailers, la minería y las casas de venta de vehículos de carga pesada que muestran grandes ofertas que en alguno de los casos los transportistas se ven tentados a seguir comprando unidades muchas de las veces con configuraciones diferentes a las rutas que manejan, trayendo consigo desgaste prematuro de las unidades y por consiguiente pérdidas para ellos mismos.

¿Qué origina esta problemática? Voy a responder esta pregunta considerando un solo indicador, el de combustible; el cual considero en mi experiencia de 8 años liderando empresas de transporte, el más importante en la estructura de costos de un flete, el cual definirá la rentabilidad de la operación, por lo tanto, es vital que este indicador sea monitoreado diariamente. Un excesivo costo de combustible podría estar relacionado con factores tales como fugas de combustible, motor en mal estado, mala conducción, robos, etc (MTC, 2015). Mientras las unidades de transporte de cualquier índole, circulen por nuestras carreteras, estaremos expuestos a disminuir y aumentar la velocidad, solo este fenómeno nos hará consumir más combustible, por ende la empresa de transporte, el turista, el aficionado, las familias que circulan por nuestras carreteras tendrán un elevado consumo de combustible que afectará la economía no solo de ellos sino de las empresas en general.

Para los que tienen oportunidad de conducir por la Panamericana, pueden haberse dado cuenta que ya tenemos buenos tramos de pistas con doble vía en el norte del Perú, de hecho hace algunos años empezó el proyecto de unir Tacna y Tumbes con una autopista. Sin duda esto es un gran avance y cuando se culmine podemos decir: “vamos a mejorar nuestra cadena de suministro”. Efectivamente cuando las carreteras se culminen vendrá el desarrollo de nuestro país, pero mientras tanto sigamos tomando acción sobre lo que está en nuestras manos corregir: buena planificación de rutas, de tiempos y de fletes justos, que hoy por hoy hacen que nuestras empresas de transporte sientan que trabajan para el banco (que les prestó el dinero para comprar los camiones) y para el generador de carga (la empresa que los contrata para llevarles su mercadería.

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