El impacto de los problemas de convivencia escolar en los niños
La convivencia escolar es un pilar fundamental para el desarrollo integral de los niños, especialmente durante la educación primaria. No obstante, los problemas en las relaciones interpersonales dentro del aula, como el acoso, las agresiones verbales o la exclusión social, pueden tener efectos significativos y duraderos en el bienestar emocional, social y académico de los estudiantes (Fierro y Carbajal, 2019). En esta etapa, los niños comienzan a formar su identidad social, a establecer lazos de amistad más profundos y a gestionar conflictos de manera más autónoma. Sin embargo, cuando surgen dificultades en la convivencia escolar, estas afectaciones pueden traducirse en aislamiento, ansiedad y una baja autoestima.
Los niños que provienen de hogares donde faltan dinámicas saludables, como el apoyo emocional o la comunicación efectiva, suelen enfrentar mayores dificultades para manejar sus relaciones dentro del aula (Henao y García, 2009). La falta de habilidades sociales necesarias para resolver conflictos de forma pacífica y asertiva agrava la situación, lo que genera un círculo vicioso que afecta tanto su desarrollo académico como personal. Estos estudiantes, expuestos a un ambiente escolar conflictivo, tienden a sentirse inseguros, lo que reduce su capacidad para integrarse de manera positiva en la dinámica grupal, exacerbando así los problemas de conducta y disminuyendo su rendimiento académico.
Asimismo, el impacto de los problemas de convivencia no solo es individual, sino que también repercute en el grupo en su conjunto. Un entorno conflictivo puede deteriorar el clima educativo, generando tensiones y falta de cooperación entre los estudiantes. Las aulas pueden convertirse en espacios donde prevalecen la desconfianza y la inseguridad emocional, lo cual dificulta la creación de un ambiente inclusivo y respetuoso, indispensable para el aprendizaje y el crecimiento emocional. La carencia de habilidades para resolver conflictos de manera pacífica agrava aún más este problema, afectando el bienestar general de los niños (Soto, 2023).
En este contexto, la implementación de talleres orientados a mejorar la convivencia escolar se ha mostrado efectiva. Estos programas no solo fortalecen las habilidades sociales, emocionales y de comunicación de los estudiantes, sino que también tienen un impacto comprobado en la gestión de conflictos. De hecho, en algunos contextos, se reporta que alrededor del 60% de los estudiantes experimentaron mejoras notables en su capacidad para manejar conflictos y comportamientos agresivos, además de un incremento en sus habilidades de comunicación y empatía (Cerda et al., 2019). Estos resultados subrayan la importancia de iniciativas educativas que promuevan la resolución pacífica de los conflictos, permitiendo a los niños expresar sus emociones de manera asertiva y desarrollar empatía hacia sus compañeros.
Promover una convivencia escolar sana no solo contribuye a la prevención de problemas emocionales y de conducta, sino que también prepara a los niños para enfrentar de manera efectiva los desafíos dentro y fuera del aula, garantizando así un desarrollo pleno y equilibrado.
Cerda, G., Pérez, C., Elipe, P., Casas, J. A., & Del Rey, R. (2019). School coexistence and its relationship with academic performance among primary education students. Revista de Psicodidáctica (English ed.), 24(1), 46-52.
Fierro-Evans, C., & Carbajal-Padilla, P. (2019). Convivencia Escolar: Una revisión del concepto. Psicoperspectivas, 18(1), 9- 27.
Henao López, G. C., & García Vesga, M. C. (2009). Interacción familiar y desarrollo emocional en niños y niñas. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 7(2), 785 -802.
Soto, G. M. (2023). La influencia del clima escolar en el aprendizaje: Revisión sistemática. Revista Realidad Educativa, 3(2), 121-145.