Empleo temporal: Una apuesta optimista con “Arranca Perú”
Docente de la Escuela de Economía
Partiremos de un equilibrio que podríamos denominar imperfecto o parcial; hasta antes de la pandemia, nuestro país contaba con un sector productivo 40% formal, es decir con contratos y algún tipo de beneficio laboral. Asimismo, el empleo adecuado se concentraba en 80% en empresas de hasta 10 trabajadores e independientes; cifra que rondaba el 77% en el caso del subempleo. En buena cuenta tanto el empleo formal como el precario, se daba en pequeñas y microempresas.
Ese equilibrio de por sí ya era inestable, un sector informal contratando sin regla alguna, podía acelerar los salarios, lo que efectivamente se dio, pero este crecimiento no venía acompañado de soporte de salud alguno, con un ahorro financiero muy pequeño, el ahorro se materializaba en otros aspectos cómo la mejora de vivienda o en el mejor de los casos se comenzaba a gastar en escuelas privadas o simplemente el incremento del ingreso se orientaba al consumo.
En el sector adecuadamente empleado, tampoco se daba un equilibrio estable, por ejemplo la abundancia de contratos formales a muy corto plazo (no por preferencias o deseos de los ofertantes, como podría ser la tendencia laboral global), era una evidencia de que el mercado no se encontraba actuando a mediano plazo; en buena cuenta, tanto formales como informales, se apoyaban en un sistema que no prometía mucha solidez en el tiempo.
La inestabilidad del mercado laboral, no estaba hecha a prueba de virus, uno podía pensar en crisis económicas temporales; en ese caso, el empleo formal se encogía, se hacía más cortoplacista o pasaba a esquemas semi formales o inadecuados. Igualmente, el sector informal, simplemente se ajustaba en materia salarial o en horas disponibles, y nuestra economía seguía llena de inestabilidades y desigualdades, como ha sucedido en las crisis del año 2000 o 2008.
Sólo que ahora se produce la tormenta perfecta, cierran las empresas excepto las esenciales, que terminan siendo las más grandes, entonces tenemos un shock de oferta. Por otro lado no hay ingresos, shock de demanda, en medio destruyéndose, tenemos al empleo formal o informal peruano.
A eso le sumamos la natural restricción crediticia en los mercados, añadiendo problemas de crédito a las empresas, resuelto parcialmente (otro equilibrio inestable) del modo que podía esperarse: financiando las grandes empresas en detrimento de las pequeñas, las formales en detrimento de las informales, las que algo de liquidez les quedaba en contra de las que ya no vendían, las de historial crediticio favorable contra las que no lo tenían o lo tenían con problemas financieros previos. Si el estado no previó esto, pues simplemente deja mucho que desear o pensar.
Dicha realidad, empujó al empleo formal a una baja histórica, mientras que gran parte del empleo informal literalmente desapareció. Esto debido a que el desempleo abierto creció en 10%, pero el empleo adecuado cayó en 54% y el subempleo en 36%. Esto indica que muchos de los trabajadores semi formales o informales, literalmente están ahora fuera del mercado.
Aquí es donde interviene “Arranca Perú”, ¡no podía ser menos!, hay más de 2.3 millones de personas que perdieron su trabajo, ante ello el gobierno anuncia la creación de 1 millón de empleos, a un costo de 6.4 mil millones de soles.
La idea tampoco es nueva, la han ensayado todos los gobiernos desde Belaunde a Humala, y tampoco es nuevo los sectores donde se aplicará (claro que los montos hoy son mayores), consideramos que este programa es pertinente (siempre que sea rápidamente implementado); sin embargo algunas señales están pendientes, para evaluar lo efectivo que podría ser el programa y sobre todo, si de algún modo volveremos al inestable equilibrio anterior.
Primero, aun quedan mucha mano de obra desempleada; segundo, son empleos muy temporales, dedicados a mantenimiento de vías (las que administra el estado esperemos, porque ya sería un subsidio empresarial mantener vías operadas en concesión) o mejoramiento de canales, así como construcción de veredas. Estos empleos pueden durar algunos meses, el impacto en la infraestructura será mínimo o ninguno, sigue siendo un programa de transferencia de ingresos con empleo.
¿Nos lleva eso nuevamente al equilibrio parcial previo? Difícilmente, esto porque hay muchas consecuencias de perder el empleo, sobre todo en el lado informal. Por ejemplo, la curva de aprendizaje de todo trabajador se va perdiendo conforme se pasan meses fuera del mercado laboral, esto implica perder habilidades y tener un mayor costo de re-entrar al mercado laboral. Costo que por ahora no financia nadie, ni se ha hecho anuncio alguno al respecto.
También tenemos el problema creciente, de no poder moverse dentro del mismo mercado laboral informal (dado su debacle), es una rigidez que impedirá aun a bajos salarios (otra rigidez esperada) conseguir empleos aunque sea inadecuados.
Es muy probable que la escasez de habilidades paulatinas y el escaso ahorro acumulado, lleve a muchos de los hoy desempleados (y desplazados) al mercado totalmente informal, el comercio de este tipo o algunos servicios diversos, pueden tener un alza dramática a largo plazo, sin que ello sea una solución laboral, porque para que haya vendedores informales, tiene que haber demanda, en este caso dicha demanda tendrá una lenta recuperación, inclusive para el sector formal de ventas.
La crisis actual puede también, golpear severamente la ya escasa productividad del sector empresarial de menor tamaño, dado que las calificaciones se pierden, dicha menor productividad podría ser el peor problema que este gobierno le herede a los siguientes (dado el efecto negativo en los salarios reales a largo plazo); su culpa no es, pero muchas restricciones si fueron creadas por las políticas actuales que diseñó el gobierno para enfrentar el Covid.
Una de estas restricciones, ha sido el crédito, la otra es el escaso subsidio al empleo formal; la combinación de ambas medidas, incluyendo una ejecución pública con problemas, ha generado este sombrío panorama. El crédito no ha sido sólo un problema del estado, el Perú esta altamente concentrado en el mercado bancario, el mismo que ha direccionado el Reactiva Perú y ha olvidado a los que crean la mayor cantidad de empleos, que son las firmas pequeñas.
Corregir este panorama es urgente, pero nuestra lentitud nos agobia, esto trae otra señal de alerta; 20% de Trabaja Perú será manejado con Municipalidades, ¿será esto efectivo?, ¿tendremos una cabal ejecución rápida de estos recursos? Somos pesimistas en ello, sin embargo no queda otra opción para sostener los ingresos, de al menos este millón esperado de trabajadores y sus familias.
Hemos seguido un programa de control pandémico, basado en lecciones de países a los que les fue bien con la quarentena, pero no somos EEUU ni España, donde la elevada deuda pública puede costear los empleos de las personas por uno o dos meses, sin que ello altere siquiera las tasas de interés.
Igualmente en estos mercados, se puede migrar de sectores de empleo, una forma de verlo es la menor caída esperada del empleo en EEUU que ha disparado los indicadores bursátiles al alza, propio de economías de mercados laborales que se ajustan rápidamente y son móviles entre tipos de empleo, incluso el consumo migra del lado físico al virtual sin mayores problemas, algo que en nuestros países es bastante complicado. Aquí no se habla de una recuperación en V, como optimistamente señala The Economist esta semana, cuando menciona la recuperación en EEUU, Alemania, o Corea del Sur. Aquí esperamos más bien una larga recuperación y una inminente recesión o depresión económica en los próximos meses.
Los recursos peruanos ya no abundan, seguir gastando en subsidios, elevará paulatinamente nuestra tasa de interés, elevando el costo de la deuda aun cuando en el mundo estas tasas sigan muy bajas, lo cual es por ahora la mejor noticia. En ese sentido, otra buena noticia es por fin gastar en infraestructura planeada para contrarrestar el efecto del niño de hace algunos años, ello podría crear empleo de mayor duración (este año podría lograr 200 mil empleos) y a la vez impactar de algún modo positivo, en la inversión pública y privada.
Sin embargo rebrotes de la pandemia, pueden agravar el problema en medio del relanzamiento de la economía y agravar aun más las condiciones del empleo. Trabaja Perú, deberá tomar en cuenta esta variable adicional (con las clásicas limitantes del estado) y sobre todo, creemos que el estado debe pensar ya no sólo en subsidios monetarios; el Covid pasará, ya se tiene que pensar en sostener las calificaciones laborales para mantener el capital intangible que hasta ahora había acumulado nuestra mano de obra, sea formal o informal.