Estrategias para fortalecer la autoestima infantil y adolescente en tiempos de pandemia
Docente de la Escuela de Psicología USAT
La autoestima como la suma del juicio de valor y competencia que la persona realiza de sí misma, que en algunas ocasiones puede ser la causa y en otras las consecuencias de aquellas dificultades o maneras de afrontar el día a día; proceso en donde los eventos diarios tienen influencia en el desarrollo personal; la pandemia, por ejemplo, se ha convertido de manera potencial como aquel evento capaz de influenciar en la vida de la persona.
La existencia de una valoración global acerca de sí mismo, puede traducirse en una percepción de ser querido, valioso y estar contento de ser como se es; o, por el contrario, en un sentimiento de ser poco valioso, no querido y, por lo tanto, un sentimiento negativo y de no aceptación respecto de uno mismo. Es así que cuando la autoestima global es positiva, permitirá actuar eficazmente y hacer frente apropiadamente a las dificultades.
Es importante señalar que la percepción que el menor realice de sí mismo, se desplazará a la percepción que los demás tienen de él. Además de desplazarse de lo físico a lo psicológico, las descripciones de sí mismo van variando en función a la edad, desde aspectos conductuales, emocionales y situacionales, hacia características de personalidad social, tales como la capacidad de hacer amigos o aceptación de las normas sociales, que en tiempos de pandemia esas normas están direccionadas a la no propagación del virus.
Tomando en consideración que dicho evento está generando en la familia cambios a nivel conductual y emocional, es necesario enfatizar que la autoestima es una pieza fundamental que toda familia debe desarrollar entre sus miembros y ello significa prestar atención a los menores de edad; fortalecerla, es la mejor forma para combatir los cambios en la conducta, afrontar las vicisitudes y sembrar un precedente para el desarrollo personal, por tanto se enumeran estrategias, donde los padres puedan convertirse en gestores de las mismas:
- Prestar atención a cada comportamiento u opinión que realice el menor, reforzar con palabras de aliento y felicitaciones, destacar sus cualidades y dejar por sentado que es importante.
- Recordarles todos los días, de manera individual que se quiere y que es afortunado por tenerlo como hijo. Transmitir a los demás esa fortuna, que perciba lo orgulloso que se siente de él y que se comparte ese orgullo con los demás.
- Practicar todos los días, el reflejo, ello significa buscar un espacio en el hogar donde pueda proyectar su imagen en un espejo y sea capaz de reconocer sus características como por ejemplo físicas, enumerar sus actitudes, aptitudes y agradecerse por el trabajo desarrollado.
- Delegar tareas, hay actividades que los menores pueden realizar, organizar un cronograma y ponerlo en práctica. Al término de la tarea, felicitarlos por la ayuda brindada.
- Realizar una evaluación de pensamientos y emociones; utilizar un registro y plasmarlo a través de palabras, imágenes o dibujos, con la finalidad de responder a la siguiente pregunta ¿cómo te sientes el día de hoy?, en relación a la respuesta se podrá generar alternativas que en familia se logre trabajar.
- Realizar en conjunto un proyecto personal, donde se ponga en práctica las cualidades, de manera que se pueda lograr la efectividad y el descubrimiento personal.
Poner límites claros, es importante que el hijo reconozca y diferencie que el querer, amar y reforzar no es lo mismo que permitir o dejar hacer, es también reconocer cuando tendrá un espacio físico y emocional para desarrollarse y cuando es necesario descansar y detenerse para no generar rebeldías, desconfianzas e inseguridades.