Estrategias para vencer el miedo a participar y preguntar en clase
Directora de la Escuela de Psicología USAT
En el inicio de todo proceso de aprendizaje se esperaría que surgiera recelo a participar, es como si nos presentaran por primera vez a una persona, gradualmente nos vamos familiarizando con ella hasta entablar buenas relaciones amicales, lo mismo sucede con una asignatura, así se haya tenido familiaridad con el docente, en un primer momento existe “recelo” en participar o preguntar.
No obstante, no es el objetivo “encerrar” a todos los estudiantes en una misma condición, cada estudiante es único y se diferencia para con los demás en cuanto a su desenvolvimiento en un ambiente de aprendizaje.
Sin embargo es necesario prestar atención cuando existe miedo a participar, el mismo que se caracteriza por una intensa sensación habitualmente desagradable, paraliza a la persona, existe cambios en el ritmo de la respiración, aumenta la tasa cardiaca, sudoración, tensión corporal, entre otros; condiciones que impiden a quien lo siente desarrollarse como le gustaría.
El miedo puede ser también una emoción que protege la vida este se puede activar cuando percibimos un peligro ya sea real o imaginario, se trata de una emoción universal y presente en todos los seres vivos, el psicólogo francés Marc Spund especialista en el trabajo de fobias, estrés, ansiedad, depresión y afines, señala que el miedo es a la mente lo que el dolor es al cuerpo. El cuerpo ocupa un lugar fundamental en la expresión de la emoción, ya que el abanico de sensaciones que origina el miedo se traslada al plano fisiológico y conductual tal como se describió anteriormente.
En la tempestad se conoce al buen piloto una frase del filósofo Séneca, la capacidad de autorregulación que ayudará a mantener el equilibrio entre la mente y el cuerpo, a pesar que la sintomatología pueda resultar incapacitante, el miedo cuando es imaginario puede ser una llamada a nuestro sistema interno para poder autorregularnos, identificar aquellos sistemas que podrían estar relacionados al mismo como la familia, los amigos, el entorno cotidiano etc.
Revisemos tres estrategias fundamentales a tener en cuenta para vencer el miedo:
- Detenerse por un momento, atender a las sensaciones del cuerpo por muy desagradables que fuesen, brindar un nombre a las sensaciones que puedan surgir por ejemplo: nudo en la garganta, dolor de estómago, manos sudorosas, etc. identificar el miedo, en este caso: miedo a participar y/o preguntar en clase.
- Centrarse en la respiración, inspirar profundamente, contener la respiración cinco segundos y espirar hasta haber expulsado todo el aire. Repetir esta consigna cinco veces.
- Centrarse en el movimiento, dar un paso a la derecha, extender los brazos ligeramente hacia delante con las manos abiertas; detenerse en sentir los cambios que se instalan en el cuerpo, si esos cambios lo acompañan una sonrisa, tomar conciencia de la sonrisa y de la emoción o sensación asociada a ella que puede ser de alegría, serenidad, alivio, etc.
Es importante señalar que el miedo no desaparecerá por completo pero sí su intensidad, entrenar será fundamental, de ahí que amerita ejercitarse y realizar las estrategias todos los días; estas pueden complementarse como el ensayar frente al espejo los movimientos y palabras que se pronunciarán en público así como visualizar el escenario – situación- y el resultado de manera positiva; concientizar que todo se inicia paso a paso.
Recordar que “tras todo miedo se oculta un impulso vital formidable que supera los límites del ser. Aprender a escuchar y a responder a nuestro Yo auténtico permite esquivar muchos miedos, así dejamos circular con mayor libertad nuestro impulso vital y creativo, para realizarnos plenamente” – Marie France y Enmauel Ballet de Coquereaumont, psicoterapeutas.