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Articulos Opinión

Importancia de la ética en el ejercicio de la función pública

Por: Armando Mera Rodas
Docente de la Facultad de Humanidades USAT

Con mucha frecuencia vemos que el ejercicio de la función pública se ejerce azarosamente y no tanto, guiados por los aportes de las ciencias como: la  ciencia política, la ciencia ética,  la ciencia administrativa, la economía, entre otras.

En la presente  reflexión vamos a centrarnos en resaltar la importancia que tiene la ética como rectora del actuar bien,  en el ejercicio de la función  pública. Iniciaremos   formulando el siguiente interrogante: ¿qué hace ciencia a una ciencia? A lo que respondemos de modo breve, que se estructure en base a tres elementos indispensables: un objeto de estudio propio o formal, su propio método científico y que sea un conjunto de conocimientos debidamente sistematizados y organizados al servicio de la humanidad.

Ahora bien, la ética, por cumplir con estos requisitos epistemológicos, es la disciplina filosófica que tiene como objeto de estudio determinar la bondad o malicia de los actos humanos, en todos los ámbitos donde se despliegue la libertad humana, en nuestro caso, en el ejercicio de la función  pública – usando para ello, el método racional propio de la filosofía.

La ética es una ciencia teórica,  pràctica y normativa. En cuanto teórica, busca  comprender el qué y el porqué de la experiencia moral y de la moralidad. en este sentido, comprender es esencial para actuar bien. Por ello Aristóteles decía que la mejor praxis es una buena teoría. Por su carácter  práctico busca dirigir la acción, en nuestro caso: el ejercicio del servidor público. Si no lo consiguiera sería una ciencia inútil  que no interesaría. En tanto normativa, la ética remite, no al ser sino al debe ser, a lo que el servidor público  debe hacer.

En consecuencia, la ética como ciencia, no crea las normas, sino que las descubre, las formaliza, las fundamenta y las aplica universalmente.   Ella no es moral humana,  tampoco una deontología, pero sí constituye el fundamento de estas.

¿Por qué es importante la ética en el ejercicio de la función pública? Es importante porque permite a los funcionarios  actuar inteligente y libremente buscando la verdad y el bien y, responder por las consecuencias de sus actos. Porque los funcionarios, debido a su grandeza y su debilidad humana  pueden elegir bien o mal y la ética les dice cómo hacerlo bien. Porque los funcionarios son los responsables de las consecuencias de sus actos, no solo  presentes sino también futuros. Tiene que responder por la generación presente y la futura.

 

Ahora nos preguntamos por la teleología de la ética, es decir: ¿para qué es importante  en el ejercicio de la función pública? A lo que respondemos: es importante porque enseña a los funcionarios a vivir y a actuar en concordancia con lo que son: personas humanas y a cumplir con la responsabilidad de su función: el bien común. En ausencia de la praxis ética, los funcionarios se convierten en lobos para el propio hombre, generando el caos moral y dando lugar a una actitud guiada por la ley del  más fuerte y el más “vivo”.

¿Qué principios éticos, de validez universal, deben guiar  el ejercicio de la función pública? La ética, si bien es una ciencia humanística, sin embargo, nos brinda principios de acción  universales y más sólidos que las mismas matemáticas. Enumeremos algunos de ellos que muy bien pueden guiar el ejercicio de la función pública:

  • Haz el bien y evita el mal: principio básico y elemental para los funcionarios públicos.
  • Un acto bueno no siempre será bueno, depende de la buena o mala intención del actuante.
  • Un acto malo, siempre será malo porque es contrario a la ley moral natural, a la dignidad humana y el fin supremo de todo hombre.
  • El fin no justifica los medios: debemos desterrar por tanto afirmaciones como ha robado pero ha hecho obras.
  • Una intención mala hace malo a un acto bueno: ayudar a las personas pobres siendo candidato para el congreso.
  • Actúa siempre con rectitud de intención: la mala intención no quita la responsabilidad individual.
  • Las circunstancias no determinan la bondad o la maldad de los actos, solo evalúan el grado de sanción moral
  • La persona se hace lo que hace, esto es, si actúa bien, se hace bueno, si actúa mal, se hace malo.

Como vemos, estos y muchos principios tienen que guiar la acción de los funcionarios en el ejercicio de su función. Por ello tiene que responder y asumir las consecuencias. El reto queda planteado.

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