Articulos Familia y Sociedad Opinión Salud
La importancia del uso de la mascarilla para evitar el contagio del Covid-19
Cirujano Docente Clínica Quirúrgica
Escuela de Medicina USAT
Las gotitas de Flügge miden entre 5 a 10 micras, al caer y evaporarse quedan los gérmenes viables contenidos en los llamados núcleos goticulares de Well (aerosoles), mucho más pequeños y con mayor capacidad de desplazamiento; ambos siguen siendo peligrosas y responsables de la transmisión de enfermedades infecciosas respiratorias. Esta forma de transmisión, es menos inmediata, menos directa, donde las medidas de protección son más difíciles, menos eficaces y también más costosas.
La puerta de entrada del virus a nuestro organismo es la misma que la de salida, boca y fosas nasales, a excepción de la mucosa conjuntival que solo es de entrada; por lo tanto, la mejor manera de evitar el ingreso del SARS-CoV-2 a nuestro organismo es empleando las mascarillas, pero también, manteniendo el distanciamiento social y un adecuado lavado de manos.
Con respecto a las mascarillas, se han identificado distintos tipos que se rigen por normativas y recomendaciones de uso específicas; de menor a mayor nivel de protección, son clasificadas en: caseras o higiénicas, médicas o quirúrgicas y autofiltrantes o respiradores.
En junio del presente año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido por primera vez, la utilidad de las mascarillas caseras contra el SARS-CoV-2. Sin embargo, no cualquier tipo de mascarilla casera es recomendable, se aconseja que esas mascarillas tengan, al menos, tres capas y que, en su elaboración, se utilice prioritariamente polipropileno, si no se dispone de él, se debe optar por el algodón y el poliéster; la celulosa y la seda serían las últimas alternativas.
El uso de mascarillas higiénicas, hechas de telas, debería reservarse únicamente para el control de la fuente (persona infectada) en la comunidad, pero no como medida de prevención. La eficiencia de filtración depende de lo apretado del tejido, de las fibras o del diámetro de los hilos y, en el caso de los materiales no tejidos, del proceso de fabricación. Se ha demostrado que la filtración de las mascarillas de tela varía entre 0,7 y 60%. Cuanto mayor es la eficiencia de filtración, mayor es el efecto de barrera que tiene la tela. Por ejemplo, las mascarillas que se hacen únicamente de pañuelos de algodón deben constar como mínimo de cuatro capas, aun así, logran una eficiencia de filtración del 13%.
Las mascarillas médicas o quirúrgicas son planas, llevan pliegues y se fijan a la cabeza mediante cintas, ha sido tradicionalmente utilizada para reducir las infecciones de herida quirúrgica provocadas por contaminantes bacterianos que puedan ser exhalados por el personal sanitario. Si bien es cierto que ofrecen un equilibrio entre la filtración y la respirabilidad, solo filtran gotículas de 3 micras de diámetro, por lo tanto, no está recomendado el uso de este tipo de mascarillas en personal de salud o familiares de pacientes que conviven con pacientes infectados con coronavirus. Por otro lado, en un metanálisis reciente de estudios de observación, con los sesgos inherentes; se encontró que las mascarillas quirúrgicas desechables y las reutilizables de algodón con 12 a 16 capas se asociaron con la protección de personas sanas dentro de las viviendas y entre los contactos de enfermos (efecto positivo).
Las mascarillas autofiltrantes o respiradores están diseñados para reducir la exposición a los contaminantes aerotransportados, son usados por el personal sanitario por ofrecer un buen nivel de protección, se adaptan bien al rostro proporcionando un sello hermético entre la cara y el respirador, pero el personal debe recibir entrenamiento y además una evaluación médica durante su uso.
En estas últimas semanas que los niveles de rebrote de la pandemia son muy preocupantes e impensables en Europa y probablemente se repetirá en nuestra región; debe quedar establecido que el uso de una mascarilla sea cual fuere, no es suficiente para proteger a la comunidad frente a esta pandemia, sino tener siempre presente el proceso de la trasmisión de la infección y actuar en consecuencia: practicando el distanciamiento social, evitando la exposición innecesaria, usando las caretas y lavado frecuente y eficiente de manos, para lograr así vencer al enemigo común que ha trastocado sensiblemente nuestra realidad.