La noble labor de ser un educador inclusivo
Los profesores que educan a niños con habilidades diferentes cumplen una noble labor que implica encontrar las estrategias necesarias para que ellos puedan adquirir los conocimientos de forma sencilla y práctica.
La docente de la Escuela de Educación USAT, Elizabeth Santur Robledo, explica que para el proceso de inclusión es necesario que los niños con habilidades diferentes sean evaluados por el equipo del Servicio de Apoyo y Asesoramiento para la Atención de las Necesidades Educativas Especiales (SAANEE), a fin de brindar un servicio acorde a sus necesidades educativas.
En el caso de los niños con Síndrome de Down, en los primeros años de escolaridad en el nivel primario, se pueden utilizar estrategias como el juego, las imágenes y, de manera especial, el uso de materiales concretos para promover aprendizajes significativos.
“Conforme los pequeños vayan creciendo, nosotros tenemos que procurar que ellos integren los grupos que forman sus compañeros para así fortalecer la socialización. Además de ello, se va trabajando en la adquisición de la lectoescritura”, explica.
Los niños con Síndrome de Down se caracterizan por ser personas muy afectivas y sociables con los demás, sin embargo, pueden existir ocasiones en las cuales la timidez influye en el contacto que se quiere establecer con sus compañeros del aula.
“Ellos no van a tener ninguna dificultad para relacionarse con sus compañeros. En caso encontremos niños que se alejen un poco, es necesario escoger las estrategias más idóneas para reintegrarlos al grupo”, señala.
El docente, en su trabajo pedagógico en aula inclusiva, puede utilizar la estrategia de la monitoría, la cual consiste en capacitar a los estudiantes más hábiles en su aprendizaje, quienes desean ser monitores de sus compañeros que aprenden a un ritmo mucho más lento.
“Primero buscamos estar cerca de ellos para orientarlos, pero luego, fortalecemos las capacidades de otros alumnos, los más solidarios y empáticos, para que puedan apoyarnos durante las clases”, menciona.
El nivel de independencia que se logre desarrollar en los niños con Síndrome de Down promoverá que ellos puedan llegar a tener un oficio o una carrera técnica en un futuro no muy lejano.
La investigadora en temas de educación inclusiva recomienda que este trabajo llevado a cabo por los docentes debe ser complementado en casa mediante el fortalecimiento de las habilidades sociales y académicas.
“Si en casa no se refuerza, los avances escolares son limitados. También pueden llevar cursos paralelos al colegio, por ejemplo, talleres de danza, los cuales contribuyen a su socialización; talleres de dibujo y pintura, entre otros”, indica.