Las mutaciones del coronavirus y sus implicancias
Por: Dr. Franklin Saavedra Idrogo
Cirujano Docente Clínica Quirúrgica
Escuela de Medicina USAT
Ha pasado un año desde que apareció el coronavirus propuesto a cambiarnos la vida y marcarnos para siempre. Para diciembre 2020 se cuentan más de 72 millones de personas infectadas en los 191 de los 195 países que hay en el mundo, la mortalidad global asciende al 2.24%, lo que implica más de 1.6 millones de fallecidos por el SARS CoV 2.
En los dos últimos meses se está presentando una segunda ola preocupante de contagios en todo el orbe, se afirma que la cifra promedio de muertos diarios es de 10,615 personas, muy superior al pico de la primera ola de abril, que llegó a 6,802 fallecidos diariamente; por lo tanto, es una pandemia que no la tenemos controlada ni mucho menos. ¿Por qué este cambio después de un aparente control? Dos respuestas son las más atinadas para los investigadores: primero, porque las medidas de confinamiento, lavado de manos, distanciamiento social etc., se han relajado; y segundo, por las mutaciones del virus SARS CoV 2 que lo hacen más infectante.
Estudios filogenéticos determinan que los virus usan los mismos mecanismos moleculares de variación genética similar a otras formas de vida: mutación, recombinación y reordenamiento de genes. Estas constantes variantes permiten que el virus se adapte a su entorno y muchas veces con características favorables para replicarse e infectar.
Una mutación es una falla en la copia del ácido nucleico por la enzima polimerasa de la célula huésped, provocando cambios estructurales y funcionales de los virus; este evento puede expresarse cuantitativamente a través de dos parámetros: la tasa de mutación y la frecuencia de mutación.
Desde la primera semana de noviembre del 2020 se observó un aumento de número de casos en el Reino Unido, luego de realizar estudios del comportamiento humano, por un lado, y análisis de secuenciamiento genético del virus, por otro, se observó cambios importantes hasta en un 60% de los virus circulantes, concluyendo que se trata de una nueva variante.
La nueva variante del coronavirus del Reino Unido es denominada SARS CoV 2 VOC 202012/01. (primera variante que preocupa de diciembre 2020); la que se destaca por tres motivos principales: aumento en el número de casos notificados, incremento en el número de mutaciones y porque las mutaciones ocurrieron en la proteína Spike. Se encontraron 17 mutaciones en su envoltura o cápside; de ellas, 8 mutaciones se ubicaron en sitios críticos de la proteína Spike, estas últimas impactan en la biología de virus: en la forma y en la función de la proteína Spike, lo que provoca un aumento de la afinidad al receptor explicando su mayor infectividad; además, algunas mutaciones también se han asociado al aumento de la evasión al sistema inmunológico incluso siendo menos detectables en los test serológicos.
En modelos matemáticos se estimó que esta nueva variante del virus tiene entre el 50 y 70 % mayor habilidad para propagarse y ahora afecta en mayor proporción a personas jóvenes; sin embargo, para suerte nuestra, no hay evidencia de que causen una enfermedad más grave.
Recientemente se ha publicado la presencia de otra variante de importancia conocida como la variante sudafricana del SARS COV 2. Esta surgió después de la primera ola en Sudáfrica y actualmente ya circula fuera del continente africano; esta variante acumuló 8 mutaciones y 3 de ellas están ubicadas en el dominio de unión al receptor, zona de la proteína Spike que se contacta con el receptor ECA2 y permite la internalización del virus a las células; también es la zona donde se contacta con los anticuerpos del sistema inmunológico para ser detectados. La variante sudafricana está asociada a mayor transmisividad, una mayor carga viral; por lo tanto, es más contagiosa.
Esta segunda ola realmente es impredecible, en el personal de salud vuelve la incertidumbre al observar la saturación de los servicios médicos, el miedo al contagio retorna a pesar de tener la experiencia del manejo de los primeros casos, los anuncios de que la mayoría de los fármacos que usamos son ineficaces nos derrumba; sin embargo, queda la esperanza en las vacunas. La dura realidad es que aún estamos desamparados, los gestores y decisores políticos no están a la altura de las circunstancias y nos queda afrontar esta pandemia valientemente amparados en los nuevos conocimientos científicos, en la aplicación eficiente y permanente de las normas y en la resiliencia que nos caracteriza.