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Articulos Opinión

Las vacunas contra el Covid 19

Por: César Ñique Carbajal
Biólogo – Magíster – Investigador Renacyt USAT
Docente de la Facultad de Medicina USAT
Gracias a la evolución, el ser humano posee un sistema inmunitario capacitado para brindar una respuesta inmunitaria, la cual puede ser de dos tipos: innata y adquirida. La primera es de actividad rápida, de corta duración, pero inespecífica, en cambio la segunda es más lenta, prolongada en el tiempo y específica en relación al antígeno que nos afecta. Asimismo, teniendo en cuenta el tipo de mediador de la respuesta inmunológica, se establece también una clasificación en función de las moléculas que se sintetizan (respuesta humoral) o según el tipo de célula que participan (respuesta celular), ambos mecanismos se complementan en su actividad con la finalidad de resolver el problema que representa para la persona enfrentarse a los miles de agentes, sustancias o antígenos reconocidos como extraños por nuestro sistema de vigilancia inmune; eliminando la noxa, los efectos colaterales o ralentizando la propia respuesta y, de esta manera, nos otorga protección. En síntesis, esta respuesta se caracteriza por ser altamente específica, diversa en el sentido que puede responder ante una amplia variedad de especies vivas y no vivas que se comportan como determinantes antigénicos, de igual forma sabe distinguir lo propio de lo extraño mediante un lenguaje molecular de reconocimiento y también por la capacidad de responder ante una segunda exposición al antígeno con mayor rapidez y eficacia llamado también memoria inmunitaria.

Es la presencia de una molécula extraña conocida como antígeno lo que desencadena la respuesta inmunitaria, y las células tipo B de nuestro organismo que muestran inmunoglobulinas o anticuerpos en sus superficies, al encontrarse con su correspondiente antígeno, formaría un complejo antígeno-anticuerpo, el mismo que después de metabolizarse generaría que estas mismas células exhiban los fragmentos del antígeno sobre la superficie celular, paralelamente, otro tipo de células, las T, estimularía a las células B para que proliferen, ya que estas son las responsables de la síntesis de anticuerpos específico para el antígeno. Estos anticuerpos pueden unirse a más moléculas del antígeno, y de este modo las marcan o señalan para la destrucción por otros componentes del sistema inmunitario. Si bien la mayoría de las células B vive solo unos pocos días, a menos que sean estimuladas por sus antígenos correspondientes, unas pocas células B de memoria con vida prolongada pueden reconocer al antígeno varias semanas e incluso años después y montar una respuesta inmunitaria más rápida y masiva, en comparación con las células B que todavía no encontraron sus antígenos.

 

La interacción anteriormente descrita entre moléculas y células en nuestro organismo sería la base para poder comprender el proceso de vacunación, ya que este proceso inducido utiliza los mismos procesos de la respuesta inmunitaria adaptativa, caracterizado por el desarrollo de una alta especificidad y memoria. Cuando una persona es vacunada o inmunizada se enfrenta al antígeno de forma voluntaria y, en este primer encuentro, nuestro sistema inmunitario al interactuar con el antígeno seleccionará las células idóneas con los receptores adecuados, células que empezarán a sufrir diversos fenómenos tales como: activación, proliferación y diferenciación hasta convertirse en células de memoria efectoras, un proceso que podría necesitar unos 14 días para completarse, con la intención de ofrecernos protección ante la ocurrencia de un segundo evento con presencia del antígeno. Para el caso de una enfermedad donde se conoce el agente causal, la inmunización activa o vacunación consistiría en estimular al organismo para que produzca anticuerpos y otras respuestas inmunitarias a través de la administración de una vacuna, con el objetivo de que produzca una respuesta similar a la infección natural. Posterior a este primer evento, el organismo tendría una población de células semi sensibilizadas en relación con el antígeno contenido en la vacuna, de tal manera que en exposiciones subsiguientes la respuesta sea más rápida y efectiva como consecuencia de un grado de maduración de la respuesta por la diferenciación de los linfocitos.(1)

 

La producción de las vacunas es un proceso altamente cualificado, donde cada etapa consta de mecanismos de autorregulación y control que tienen como finalidad garantizar la idoneidad del producto, es decir, se pone mucho énfasis en la seguridad y la eficiencia de los resultados de la vacuna. Es conocido que para la elaboración de una vacuna se transita por estudios a nivel de laboratorio, y de experimentación con animales, ambos procesos se conocen como estudios preclínicos, los mismos que pueden durar varios años; posteriormente con la certeza de que el ensayo podría aplicarse en el hombre se continua con la fase clínica, determinada por 4 sub etapas propiamente de los ensayos clínicos, en la fase I, por ejemplo, se aplica la vacuna a un grupo de personas voluntarias y sanas para determinar inicialmente su seguridad y sus efectos biológicos, incluida la inmunogenicidad, generalmente involucra a menos de 100 voluntarios; en fase II se determina la eficacia de la vacuna en un número limitado de voluntarios (generalmente entre 200 y 500), esta fase se centra en la inmunogenicidad; en la fase III se evalúa de forma más completa la seguridad y la eficacia incluyendo una mayor cantidad de voluntarios que participan en un estudio multicéntrico  controlado; finalmente la fase IV se realiza después de que el organismo nacional de registro de medicamentos haya aprobado la vacuna para su distribución o comercialización, estos ensayos pueden incluir investigación destinada a explorar un efecto farmacológico específico, a establecer la frecuencia de reacciones adversas o a determinar los efectos de la administración a largo plazo de un medicamento o vacuna.

Actualmente a nivel mundial se están trabajando más de 90 vacunas contra el virus Sars Cov 2, agente causal de la pandemia del Covid-19, todos estos estudios se encuentran en diferentes etapas de los ensayos clínicos en humanos y solo 2 vacunas cuentan con la autorización para distribuirse y aplicarse a la población. Dado el alto índice de mortalidad y el fuerte impacto que ha causado en muchos ámbitos de nuestra vida la presencia de este nuevo coronavirus, la atención, disponibilidad y colaboración mundial han sido unos de los factores para poder trabajar en tan corto periodo de tiempo en el desarrollo de las vacunas contra el Sars Cov 2, para lo cual se han diseñado diversas estrategias con la finalidad de que nuestro sistema inmunitario pueda reconocerlas y generar o producir anticuerpos contra el virus. Las diferentes plataformas utilizadas para este propósito tienen por obvias razones ventajas y desventajas, las cuales se mencionan en la tabla 01; sin embargo, hay que tener en cuenta que gracias al desarrollo científico y tecnológico, sumado al apoyo económico por parte de las grandes empresas biotecnológicas y comunidad internacional, ha permitido la puesta en escena de una carrera vertiginosa para obtener la vacuna que brinde mayor protección y que a su vez sea segura, actividad que será posible evaluar luego de que un gran número de personas sean inmunizadas y en el mediano y largo plazo.(2)

Finalmente, quisiera comentar que existe información errónea, desinformación y mala información, en relación a las vacunas contra Sars Cov 2, esto en parte tendría su reacción en cadena por la inacción de los profesionales y autoridades competentes quienes tienen la obligación de saber comunicar a la población sobre lo que realmente representan las vacunas, su impacto y probables efectos secundarios, ya que esto según estudios de opinión es lo que más  genera dudas a la comunidad, propiciando el temor para inmunizarse. Las redes sociales son un factor determinante para que esta mala información se divulgue y genere más estrés e incertidumbre en la población. Considero que los profesionales de las ciencias de la salud debemos tener las competencias para poder educar a nuestra colectividad, no hacerlo sería incentivar la creencias sobre mitos, ideas o costumbres que siempre han existido y existirán, ya que es más fácil para el poblador no científico creer en algo que para él sea entendible y comprensible, en este sentido hay que promover el diálogo y las formas basadas en el conocimiento y evidencias científicas para lograr informar bien a nuestra población ayudándole a la toma de decisiones correctas.

Tabla 01: Tipos de plataformas para el diseño de vacunas contra Sars Cov 2. Ventajas y desventajas.

Vacuna de Virus inactivo Vacuna de vectores virales Vacunas con proteínas Vacunas de ARN mensajero Vacunas de ADN
Ventajas De fácil producción, y la expresión de los epítopos antigénicos es muy estable. Pueden infectar a las APC directamente y es física y genéticamente estable. Puede proteger a los animales inmunizados de la infección viral Puede desarrollarse rápidamente y tiene potencial para una fabricación de bajo costo. Mejora la respuesta inmunitaria humoral y celular.

Es estable, se puede preparar y cosechar fácilmente en grandes cantidades

Desventaja El antígeno no importado podría sesgar la respuesta inmune

Se requiere para su producción un nivel de bioseguridad tipo 3

Un aspecto negativo es la necesidad de cultivo que dificulta su mantenimiento y alarga su producción a gran escala Inducen respuesta inmune por

anticuerpos sin participación de Linfocitos

T CD8+, y requieren un adyuvante para obtener respuesta inmune

adecuada

El ARN mensajero puede influir en su distribución celular y tejidos.

Aún es incierta su seguridad y requiere temperaturas muy bajas para su transporte

Se desconoce la seguridad y eficacia de las vacunas para uso en humanos.
Desarrollada por Chinese Sinovac Biotech (Beijing) Universidad de Oxford

ChAdOx1

nCoV-19

Novavax Inc

(Estados Unidos)

Moderna

(Estados Unidos)

BioNTech/Pfizer ARNm-1273 de Estados Unidos

Referencias bibliográficas: 

1.- Baynes JW, Dominiczak MH. Bioquímica Médica. 4ª ed. España: Elsevier-Mosby; 2014.

 

2.- Hernández Rojas E del C, Almonacid Urrego I, Rocha Chamorro A, Salcedo Pretelt I. Vacunas para COVID-19: Estado actual y perspectivas para su desarrollo. NOVA [Internet]. 24sep.2020 [citado 19ene.2021];18(35):67-4. Available from: https://revistas.unicolmayor.edu.co/index.php/nova/article/view/1815

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