¿Por qué no debemos automedicarnos?
Cirujano Docente Clínica Quirúrgica
Escuela de Medicina USAT
Los medicamentos o fármacos surgieron desde la antigüedad de formas muy precarias y con el avanzar del tiempo y la moderna tecnología ahora son elaborados siguiendo protocolos muy estrictos de seguridad para quienes lo consumen; a pesar de ello, todos estos productos al ingresar al organismo causan las reacciones terapéuticas esperadas, pero también efectos secundarios en cualquiera de los sistemas u órganos corporales de manera variable; uno de los efectos más conocidos son las reacciones adversas medicamentosas conocidas como RAM, otros pueden ser problemas relacionados con la toxicidad o intoxicación en diverso grado que pueden ser desde leves, moderados, graves incluso llegando a la muerte.
La automedicación es un fenómeno muy frecuente a nivel mundial constituyéndose en un problema importante de salud pública. Estudios recientes indican que involucra entre el 50% y 75% de la población; es así, que en un análisis profundo concluyen que se trata de un problema complejo en el que entran en juego aspectos relacionados a la población, como es: la educación, la cultura, los usos y las costumbres, los cuales influyen de manera importante en los comportamientos sociales respecto a la automedicación. No debemos dejar de mencionar la influencia de la propaganda masiva y la comercialización de las empresas trasnacionales productoras de fármacos estimuladas por las ingentes ganancias que estas producen.
Si bien es cierto, que la OMS estimuló la automedicación en las sociedades desarrolladas con la finalidad de disminuir la presión a las unidades médicas con “patologías sencillas”, en los países en vías de desarrollo se extendió y empeoró esta situación, permitiendo incluso la comercialización de fármacos en comercios no autorizados y la no exigencia de la receta médica en las farmacias. Un estudio en Filipinas determinó que la gente conservaba su receta para usarlas consigo mismo en otra oportunidad o con otros familiares, también acostumbraban a guardar los fármacos que no terminaban de usar en sus domicilios para usarlos posteriormente sin percatarse de las fechas de vencimiento con el elevado riesgo de efectos negativos; así mismo mencionan el acceso a comprar medicamentos por internet como un acto muy frecuente de automedicación. Estas acciones definitivamente también están presentes en nuestra sociedad.
Los médicos que atendemos en las emergencias de los hospitales observamos que casi todos los pacientes que ingresan, han sido previamente medicados y más frecuentemente automedicados y lo que es peor aún, desconocen el medicamento utilizado porque refieren que “en la farmacia me han puesto”; es necesario resaltar que estas acciones enmascaran el proceso fisiopatológico de la enfermedad, altera la historia natural y principalmente impiden al médico alcanzar el diagnóstico más rápidamente con las consecuencias negativas para los pacientes.
En los primeros meses de la pandemia por causa del coronavirus, el Ministerio de Salud de nuestro país recomendó el uso de ivermectina, hidroxicloroquina y azitromicina, para el tratamiento de pacientes infectados luego de una evaluación médica; sin embargo, hasta la fecha no se han evidenciado beneficios clínicos de estos medicamentos, a pesar de ello la población ha consumido o sigue consumiendo estos productos sin prescripción médica de manera masiva. Recientes estudios realizados en estudiantes de áreas médicas de España y África reportan prevalencias entre el 70% y 91% de automedicación por Covid-19; en Latinoamérica en dos universidades mexicanas la prevalencia de automedicación llega al 90%, y en Perú se reporta hasta el 100% de automedicación en estudiantes del último año de medicina, enfermería, odontología y obstetricia en una universidad de Huánuco; siendo los fármacos más frecuentemente utilizados los antipiréticos, analgésicos y corticoides; sin embargo, estos últimos están contraindicados en los inicios de la enfermedad.
Finalmente podemos concluir que sea cual fuere los motivos para la automedicación, esta práctica es riesgosa e irresponsable, pues es un hábito que se ha arraigado peligrosamente en nuestra sociedad y ha empeorado con la presencia de la pandemia brutal del coronavirus.