Promoción de la cultura intercultural, una tarea necesaria
Director del Instituto de Cultura USAT
Así, desde el año 2010, iniciamos un programa de doble vía, una abocada a la promoción del derecho a participar de la vida artística y cultural dentro del recinto universitario, abierto a los diversos actores sociales de la comunidad, democrático en participación y oferta, finalmente, un espacio de aprendizaje artístico y de disfrute de creación en comunidad, libres de barreras de rol, edad, género; y, la otra vía, la promoción y reconocimiento de la cultura intercultural, esta vez desde el componente académico e investigación, a través de las denominadas conferencias interdisciplinares, línea de acción académica que permite conocer, compartir y reflexionar sobre saberes, cosmovisión, historia, y tradiciones culturales normalmente subestimados por la hegemonía cultural, así también, a través de la participación en la red de interculturalidad ODUCAL, espacio para el estudio y la investigación de la educación y cultura intercultural, y la integración de las iniciativas de interculturalidad emprendidas por distintas dependencias de las universidades católicas que la integran. Esta visión política y acción de promoción de la cultura intercultural desde la responsabilidad social universitaria, nos ha permitido participar en diversos proyectos culturales de desarrollo comunitarios de la región, saliendo de nuestro recinto académico, interactuando con municipios, museos y áreas naturales protegidas con visión comunitaria; siendo, en el último caso, representantes de su comité de gestión.
Desde mi perspectiva particular, considero que la promoción de políticas culturales interculturales en el espacio académico es una tarea fundamental, pues se contribuye no solo al ejercicio y al goce del derecho sino que, a través de estas, se hace responsable a los miembros de la comunidad con su entorno social y ambiental, dando cumplimiento a una de las competencias genéricas de la axiología de formación USAT.
Las acciones político culturales que realizamos no tendrían nada de extraordinario si todas las organizaciones comprometidas con la educación y la cultura comprendiéramos a cabalidad que estas cumplen y garantizan derechos reconocidos por organizaciones y leyes supranacionales y nacionales, dado que la cultura, en sí misma, es un derecho humano reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), así como en nuestra carta magna (Constitución Política del Perú de 1993):
Declaración Universal de los Derechos Humanos
Articulo 27
- Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Para avalar el ejercicio de los mismos, se atribuye a los Estados la obligación de adoptar las medidas que resulten necesarias para conservar, desarrollar y difundir la ciencia y la cultura.
Constitución Política del Perú de 1993, en su artículo 2°, garantiza el derecho de las y los peruanos a participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación; así como a expresar su identidad.
- A la libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas creaciones y a su producto. El Estado propicia el acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión.
- A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.
- A la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida.
Como se ha señalado, estos derechos, declaraciones, principios y libertades son de carácter universal y todos los seres humanos las tenemos, siendo obligación de los Estados respetar, proteger, garantizar y promover su universalidad, indivisibilidad e interdependencia. El Estado (a través del gobierno nacional, regional y local) y la ciudadanía en general son, y somos, los actores llamados a promoverlos.
En la USAT, ya se ha iniciado la tarea de educar en una ciudadanía intercultural, acción que a futuro generará las condiciones para una convivencia social armoniosa, sostenida en el reconocimiento de la diversidad cultural, separada de hegemonías culturales y/o etnocentrismos que condicionan la vida social cultural y política de los pueblos.