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Articulos Opinión

Redes que desunen y enceguecen

Por: Giancarlo Paredes Garboza
Docente de la Escuela de Comunicación USAT

La contienda electoral más reciente en nuestro país ha marcado un antes y un después sobre cómo nosotros miramos al Perú en todos los aspectos relacionados a los espacios donde se realizan la exposición de ideas y la difusión de las mismas.

En más de una ocasión se ha evidenciado que concebir una campaña electoral considerando las plataformas presenciales y virtuales como entes divorciados o, peor aún, creer que son iguales en todas sus dimensiones; ha devenido en un contundente fracaso. La emergencia sanitaria mundial ha acentuado este despropósito comunicacional puesto que, durante la primera vuelta de las elecciones generales, sí se tuvo mayor respeto a las disposiciones de bioseguridad lo que llevó a no poder realizar mítines, ni caravanas, o visitas puerta a puerta; condición que obligaba a los partidos políticos a llevar toda la artillería propagandística hacia las redes sociales asumiendo que su inminente penetración en los hogares peruanos, recalaría en un éxito asegurado por la facilidad de la medición y la profundidad de los datos que se pueden obtener de la métrica digital.

Las empresas encargadas de las encuestas cayeron también en esa equívoca premisa (aunque después dijeron que sí habían notado el fallo). Siendo nuestra población una masa fácilmente influenciable por información sensacionalista y efectista; que usa los resultados estadísticos para recién tomar una decisión de a quien favorecer con su voto; las encuestadoras continuaron con esta fantasiosa idea de que el Perú se sintetizaba en Lima, y está en las redes sociales. Quizá emulando a Abraham Valdelomar de quien se cuenta que mencionó la célebre frase: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert, el Palais Concert soy yo”.

Si bien el porcentaje de población que eligió a los candidatos disputantes de la segunda vuelta electoral apenas frisa el 25% de la masa votante; quien ocupó el primer lugar obtuvo el grueso de su votación no precisamente como producto de una campaña digital.  Muy por el contrario, aplicando el boca a boca recorrió muchos de los lugares donde, justamente, no llega el internet ni la tecnología se ha masificado.

Fenómeno que en esta pandemia nos ha enrostrado dos crudas realidades: La educación y la gobernabilidad. Si los candidatos verdaderamente habrían prestado oídos a las noticias que daban cuenta que miles y hasta millones de escolares y universitarios asentados en nuestra zona rural estaban padeciendo por no poder conectarse a sus clases virtuales, o tenían que caminar kilómetros para sintonizar y participar del programa estatal Aprendo en casa; fácilmente podrían haber replanteado la estrategia o, al menos, las tácticas difusionistas.

Con una propuesta fragmentada y con poco tiempo para la difusión de los mensajes, no cabía posibilidad para crasos errores como lo fue asumir que el Perú seguía siendo el jirón De la unión.

Pero no, no quisieron darse cuenta y continuaron disputándose los votos en las redes sociales; inundando los muros virtuales con videos, fotos, música y otros recursos audiovisuales que buscaban atraer a los jóvenes hacia sus filas. En otras circunstancias, coincidir con las preferencias juveniles sí ha dado buenos resultados; un claro ejemplo es la campaña de reggaetón que propuso el comando del APRA que terminó con la elección por segunda vez del extinto político Alan García Pérez. Pero la victoria basada en preferencias musicales, tuvo un refuerzo contundente con la labor hecha a pie. En las bases.

Hasta ahora, seguimos creyendo que haber bailado en la red social Tik Tok, no fue suficiente para ganar el voto juvenil.  Los noveles electores asumen como acto fingido y desesperado, el ver que alguien ingresa exprofesamente a su red, solo para mimetizarse muy burdamente.

¿Entonces qué nos espera este 6 de junio?

Es muy incierto el panorama, en las redes sociales miles están “discutiendo” las bondades de uno o las falencias del otro; mientras que, en las zonas alejadas, los niños siguen sin acceder a una educación de calidad con tablets que no llegan a todos, los jóvenes han pausado sus estudios superiores para ayudar en la economía del hogar, dedicándose a la chacra; y los adultos permanecen más descontentos todavía.

La enseñanza ha quedado, en un país demócrata no puede gestionarse una campaña obviando lo variopinta que es nuestra población y, tal como podemos resumir la Teoría de la relevancia de Sperber y Wilson:

Un mismo mensaje no puede ser emitido a diversos públicos por un mismo canal y bajo un mismo código.

Las redes suelen servir para tender puentes, ahora la pregunta es:

¿Hacia dónde quiero ir y qué puente debo tomar?

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