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Articulos Opinión

Tres señales de juventud

Por: Jésus Simón Cuyate Reque – Docente de la Escuela de Educación USAT

“¿Cuántos años tienes? ¿Cuántos tienes viviendo realmente?”

Quería iniciar con estas preguntas personales para dejar en claro que, la vida biológica es diferente a la vida con propósito, puesto que hay muchos que “sobreviven” en un mundo que les ofrece la posibilidad de hacer de cada día la apertura de un hermoso regalo que solemos llamar “presente”; y complemento las preguntas iniciales con esta anécdota: cuentan que la petición de un hombre antes de morir fue que su epígrafe señale “N.N. yace aquí que murió a los 89 y vivió 60 años, porque a los 29 conoció a Cristo”. ¡Qué impacto tan fuerte fue conocer a Jesús que le llevó a este hombre a declarar que antes de Él, fue como no haber existido! Entonces podemos afirmar: ¡Qué diferentes son los años de vida y los realmente vividos!

Es así como quiero partir esta reflexión, defendiendo que necesitamos un espíritu joven para darle sentido a nuestros días. Y reitero la importancia de referirnos a “espíritu” porque, así como hay jóvenes de 80 también existen ancianos de 20 años, y esto no lo define una cronología física. ¿Dónde radica la diferencia? Pues en la maravillosa libertad ¡Tú decides ser joven!

Por ello planteo seguidamente tres señales de un joven de espíritu, a modo de pequeña reflexión…

Primero, un joven es optimista y alegre

¿Sabías la diferencia abismal entre “estar cansado” y “estar desanimado”?

El cansancio es la consecuencia del desgaste físico diario, ya que somos también un organismo biológico y a través de grandes o pequeñas actividades, incluso al reposar, nuestro cuerpo sigue en funcionamiento, por lo que después de largas horas de acción, se “cansa”, lo curioso es que esto únicamente le atañe al cuerpo.

Mientras que cansarse es natural y espontáneo, el desánimo es una elección, es decir, “estar desanimado” no necesariamente es consecuencia de haber realizado una serie interminable de actividades, sino que es nuestra voluntad la que nos da la posibilidad de responder frente a las diferentes situaciones de la vida, inclusive, frente a nuestro cansancio, porque puedes finalizar un día, muy agotado y a la vez muy feliz, o lo contrario si lo decides. Por eso una de las frases de los jóvenes de espíritu siempre será: cansarse es de todos, desanimarse solo si lo eliges.
¿Y cómo ha de ser ese ánimo sino es con alegría y optimismo? Si la consecuencia del desaliento es la tristeza, su opuesto sería el gozo, el ánimo. A los jóvenes les caracteriza el siempre optimismo, ver el lado positivo y avanzar, esto les hace siempre aprendices del mundo, de las victorias, y de las en un momento son derrotas, que gracias a la actitud positiva, se convierten en aprendizaje y en escalones de crecimiento, y el optimismo solamente es tal si se acompaña de la alegría…

No me refiero a una alegría sin razón, ni fingida, ni a un tiempo permanente de risa, no. La alegría viene de saberse valioso, de tener sueños, metas, de buscar que su pequeño -y a la vez gran – mundo sea mejor.

Además esta alegría se contagia, la psicología nos habla de las neuronas espejo y de su capacidad para imitar las actitudes que impactan de quienes nos rodean, por lo que, quienes somos jóvenes tenemos ese poder de generar un clima cálido y arrastra a los demás a querer también seguir lo mismo.

Segundo, este espíritu nos lleva a soñar y caminar

¡Joven, que tus sueños te quiten el sueño!

Si eres joven, mantienes vivas tus metas, tus sueños, crees en ellos, tal como lo hicieron los grandes inventores de su época, cuyos trabajos hoy han revolucionado desde la forma de transporte hasta la forma de comunicarnos socio-virtualmente. ¿Qué sería del mundo actual sin un espíritu joven, que en su tiempo, visionó a futuro una sociedad mejor, y ahora… es una realidad?

Siempre se nos ha dicho que “hay que soñar con los pies en la tierra”, pues ¡que estos pies se muevan! Caeríamos en ser ilusionados e ilusionistas, si solo visionáramos el futuro y no marchemos hacia él, seríamos más del montón, de los que en coro señalan como “imposible” lo que hacen quienes siguen avanzando, porque no avanzar – ya que el tiempo no se detiene – es retroceder, y lo propio de la juventud es estar en marcha. Además recuerda además que:

No hay sueño grande, ni pequeño, cada sueño es a la medida de nosotros mismos, según los anhelos de nuestro corazón, y no me refiero a la común identificación de “corazón igual sentimiento”, sino a la representación de nuestro interior, es la grandeza de nuestra intimidad desde donde fluyen los grandes proyectos y sueños. Todas las personas tenemos la capacidad para adentrar en nosotros mismos, descubrir hacia dónde queremos ir y alcanzar ello…

Dios no pone de casualidad sueños en tu interior, todo lo contrario, es por “causalidad” que lo hace, por una razón o causa, por un llamado. Un joven se sabe “llamado”, ello es un motivo que anima su espíritu, y responde caminando, dispuesto a poner sus talentos a disposición de hacer lo bueno, es inquieto, el sentido de que se pone en movimiento hasta hallar su lugar. Por eso otro lema de particular será: Dios ha puesto sueños en tu corazón a la medida de tu corazón ¡Sueños grandes para corazones grandes!

Con todo ello cabe reflexionar ¿Hace cuánto que dejamos de soñar? ¿Somos soñadores sentados o en marcha? Dependiendo de esas dos respuestas, nos descubrimos como jóvenes o no.

Tercero, Remar contracorriente

Finalmente, el Papa Francisco insiste mucho en que los jóvenes remen “contra corriente” y “armen lío” lo que nos conduce a cuestionarnos ¿por qué? ¿No podría confundirse acaso esa petición con “ser un espíritu rebelde”? ¿Cuál sería el mensaje exactamente para no realizar lo contrario a lo solicitado?

Las palabras de nuestro Santo Padre encierran mucha riqueza, y para responder las preguntas me limitaré solo a resaltar parte del mensaje con la siguiente premisa:

¡El espíritu joven jamás se conforma, la mediocridad no es asunto de él!
Remar contracorriente es decirle no a un mundo conformista, donde la mayoría apuesta por el egocentrismo e indiferencia frente al sufrimiento ajeno. Armar lío, es… ser un agente de una sana revolución, la revolución de la caridad, donde no nos quedamos tranquilos frente a los atentados contra la dignidad humana, donde buscamos medios para cambiar la sociedad, empezando por nosotros mismos (entiéndase por caridad, amar a Jesús en el prójimo y estar dispuesto por amor, a señalarle al mundo sus errores).
Lamentablemente, la sociedad le ha vendido mentiras a muchos, a cambio de tenerlos prisioneros en vicios morales cuya esencia es la supremacía del ego, por eso, ir en contra de lo que hace la mayoría, no es con fines de rebeldes sin causa, sino con la finalidad de restaurar la dignidad de la persona, como tal, como imagen de Dios.

Termino este pequeño apartado preguntando ¿me conformo con lo que los demás lo hacen? Si la respuesta es no, ¡bienvenido joven!
Ser joven, es cuestión de espíritu, alegre, optimista, soñador y transformador.

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