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Una mirada microeconómica a la base de la pirámide

IMG_3156Por: Carlos León D.

Se ha discutido mucho sobre la racionalidad de los pobres o de su toma de decisiones, desde las miradas paternalistas de un estado que promueve políticas a gran escala asumiendo que los pobres deben ser guiados y sacados de la pobreza (la famosa graduación del pobre al estilo de este gobierno Nacionalista) con ayuda social masiva; hasta la mirada prejuiciosa de quienes creen que los pobres asumen esta condición y la mantienen debido a factores culturales o cualquier otro de índole personal.

No obstante una pequeña mirada a los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2015) puede darnos luces de las decisiones de quienes están en la base de la pirámide o son señalados como parte de la pobreza. Para empezar tomemos el gasto en agua potable; de todos aquellos que pagaron mensualmente entre 31 a 60 soles de agua, un 57% son los más pobres, si subimos la tarifa mensual a quienes pagaron entre 61 a 100 soles por consumo de agua, tenemos que un 45% son los más pobres.

Sorprende aún más que 29% de los que pagan más de 100 soles/mes por agua son pobres, la mirada directa es que el agua es realmente cara en la base de la pirámide, parece más efectivo dotar de agua potable a los más pobres que la masiva concurrencia a programas sociales cuyo impacto tiene quizás resultados positivos, pero obvia una realidad tangencial: el ahorro de recursos del pobre debe darse de modo efectivo y en el caso de pagar menos agua hay un excedente inmediato.

Como se señala en el popular libro “Repensando la pobreza” de Banerjee y Dufló (2012), ser pobre no significa necesariamente que no se busque grados de placer o felicidad, en este aspecto las elecciones de los pobres siguen siendo tremendamente racionales. Una muestra de ello, es el gasto en televisión por cable. La mirada desde los datos de hogares, señalan que un 76% de los hogares que gastan entre 11 a 30 soles mensuales en televisión por cable, son pobres. Un 61% de hogares con un gasto entre 31 a 60 soles, son pobres. Un 33% de hogares pobres se ubica en el tramo que gasta entre 61 a 100 soles y un sorprendente 9% de hogares pobres se ubica en el tramo que gasta más de 100 soles al mes en TV por cable.

Uno podría preguntarse porque tiene un pobre que destinar recursos a la televisión por cable aún teniendo acceso a televisión abierta gratuita, la respuesta es simple, los pobres normalmente tienen actividades secundarias, una actividad principal que tiene períodos inactivos por tanto se mueven a otros rubros productivos o simplemente tienen que esperar el siguiente período productivo, esta escasa movilidad del pobre induce a pensar que necesita distraerse de algún modo y la televisión por cable es una posibilidad al alcance de la mano. Esta idea ya está presente en los estudios de Duflo (2003) sobre pobreza y racionalidad, además de anunciarnos un mercado de provisión de cable probablemente informal pero efectivo.

Como podemos ver, estar en la base de la pirámide no supone que los mercados sean de poca capacidad de compra, por el contrario, hay segmentos dentro del mismo donde la capacidad de compra está en claro ascenso, al estilo de las propuestas de C. K. Prahalad en “La riqueza en la base de la pirámide” (2006).

Hay que indicar que de acuerdo con la encuesta de Hogares el acceso al agua potable sigue siendo una limitante para el 25% de hogares y en el caso de la TV por cable, el acceso general llega todavía al 23% de hogares, pero es sorprendente que dentro de este mercado haya segmentos de clientes con capacidad de pago entre los más pobres.

Otra mirada siempre interesante son las conductas financieras, de acuerdo con los datos obtenidos, se cuenta con un 43% de hogares que ahorra de modo bancario, de ellos un 27% son los hogares de bajos ingresos. En contraposición las familias que ahorran de modo alternativo son el 22% del total de hogares y de ellos un 52% son las familias de bajos ingresos (ahorro en juntas, familia y en casa). Hay cultura de ahorro pero los mecanismos financieros son aún lejanos, la inclusión financiera en este caso es clave.

Finalmente hay que indicar que en el caso de las políticas públicas, quizás sea más efectivo para la mejora de los recursos de los pobres, un mayor esfuerzo en dotarlos de herramientas que mejoren su productividad en el tiempo y puedan así tener una mayor movilidad laboral, además de una mejora en la infraestructura básica (cerrar esta brecha) para la mejora de su consumo inmediato.

 

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