VIA CRUCIS USAT 2019
PALABRAS INTRODUCTORIAS
José Marco Burga Ludeña
Capellán de la Facultad de Humanidades
PALABRAS FINALES
Nuestro dulce Jesús sufrió, en su carne hecha jirones, el amargo desprecio y rechazo de este mundo, de un mundo que, alguno podrá decir, no me pertenece, pues quedó circunscrito a un tiempo y espacio determinados. Ese mundo judeo-romano y nuestro mundo posmoderno son, en definitiva, el único y mismo mundo que apagó y continúa sofocando la Luz de Cristo, por la absurda predilección de las tinieblas del mal. Su voz nos resultó inaudible; su palabra, ininteligible; su mirada, insoportable, pese a ser irresistible. Nos trajo vida en abundancia y le dimos muerte de miserables. Pero su muerte fue el comienzo de la Vida. Y así termina el Via Crucis, despejando el horizonte del Via Lucis. Muerte y vida, pasión y gloria, ocaso y luz, fin e inicio, no son más antónimos, sino sendos binomios que se funden en el paso del aparente fracaso de la Cruz a la gloriosa victoria de la resurrección de Cristo. No todo termina en la Cruz; al contrario, todo empieza, todo nace y renace a partir de la Cruz. Que nos deseemos unos a otros una “santa” Semana Santa, es decir, que la vivamos intensamente, recogiendo los sabrosos frutos del árbol lozano de la santidad que nos viene de nuestro Señor Jesucristo. Que Él nos preste su Semana Santa, que no sea solo Suya. Quiero, apasionadamente, hacerla mía; pero, con los hermanos, en compañía.
José Marco Burga Ludeña
Capellán de la Facultad de Humanidades