Discurso de Monseñor Jesús Moliné Labarta Ceremonia de Incorporación de Mons. Roberto Prevost – Gran Canciller USAT 2014
Discurso de Monseñor Jesús Moliné Labarta Ceremonia de Incorporación de Mons. Roberto Prevost – Gran Canciller USAT
Hace pocos días releí un pequeño documento, con fecha 28 de abril de 1998, en el que se informaba la próxima aprobación por parte del CONAFU para la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, hecho que tardó en producirse seis meses después. Aquellos titubeos iniciales dieron origen al nacimiento de la USAT y el otorgamiento de la plena autonomía, haciendo de nuestra Universidad un gran instrumento para el desarrollo de Lambayeque y del Perú. El proceso de acreditación, con tres carreras ya acreditadas, es un signo palpable de esa contribución al desarrollo.
Hoy asistimos al primer relevo, por llamarlo de algún modo, del Gran Canciller, siempre sustentado en el Obispo de Chiclayo. Estamos instalando al sucesor del primer Gran Canciller. La institucionalidad de la USAT queda fortalecida con este suceso. Las personas cambian, las instituciones permanecen en la medida en que las personas que las sustentan son fieles a los principios que las rigen, son leales a la institución.
Quisiera recordar, con las debidas matizaciones, que al Gran Canciller, por el Estatuto, se le puede aplicar aquel principio: «El rey reina, pero no gobierna». El Gran Canciller tiene la misión de garantizar que la USAY se desenvuelva de acuerdo con los principios que la inspiraron y que están recogidos en el Estatuto de la Universidad. No está, aunque puede hacerlo, para gestionar los asuntos ordinarios, lo que, a veces, trae incomprensiones al no descender a tales asuntos. Hay que confiar en los diversos estamentos y en las diversas personas en que llevarán adelante las competencias encomendadas. Se trata de que todos vivan el principio de subsidiariedad.
Ser Obispo de Chiclayo y Gran Canciller de la USAT requiere un esfuerzo casi doble, algo así como gobernar una diócesis dentro de otra diócesis. Pero merece la pena tal esfuerzo, que contribuye, en última instancia, a que el Evangelio se haga cultura, dicho de otro modo, contribuye decididamente a la síntesis entre fe y cultura. Ciertamente que esto entraña múltiples dificultades como la de conseguir profesionales y trabajadores que actúen en este sentido o el conseguir el trabajo en equipo de modo creciente, por no hablar de las dificultades económicas que lleva consigo el crecer rápidamente y con calidad. Me permito apelar a la comprensión de todos y a evitar personalismos estrechos. Por último, pido a todos que apoyen al nuevo Gran Canciller y a que aporten ideas, propuestas y trabajos para el creciente desarrollo de la USAT mediante un diálogo sincero y abierto, buscando siempre la verdad de las cosas.
Muchas gracias.
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