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Corrupción: Descubriendo la raíz de los problemas
Entrevista a German Scalzo
La corrupción es claramente uno de los peores enemigos del desarrollo de nuestra sociedad, ha invadido prácticamente todas sus instancias y, lo más preocupante es la naturalidad con la que la aceptamos. La mentira y el egoísmo no solo están presentes en las instituciones políticas, sino incluso en las escuelas, universidades y familias.
¿Acaso no podemos ser realmente transparentes o nos hemos rendido ante el facilismo? Para comprender mejor esta situación, habría que conocer la verdadera naturaleza del hombre y su comportamiento. Solo así, se podría detectar la falla en la estructura social de nuestros días.
El Dr. Germán Scalzo, académico español de la Universidad de Navarra, es un experto en organizaciones y humanismo que visita la ciudad como profesor invitado de la Maestría en Gobierno de Personas y Formación Directiva de la USAT. El reconocido profesional accedió a compartir sus conocimientos y puntos de vista en una entrevista.
Las crisis económicas, políticas y sociales son un mal generalizado a nivel mundial, ¿qué tanto tiene que ver esta situación con la corrupción y la falta de valores?
El tema en común es quizás que existe una crisis moral. En el caso de las crisis económicas, todo sería distinto si comprendiéramos que la Economía es una ciencia moral y no solo una ciencia exacta. En el mundo antiguo, por ejemplo, la Economía se refería a la administración del hogar, lo cotidiano, aquello que tenemos entre manos y nos interesa. Sería un error decir que el Estado es similar a un hogar, pero tampoco deberíamos perder el sentido de trabajar por el bien común. En otras palabras, buscar el bienestar de la casa, de la ciudad, de la empresa y todo aquello que nos congrega y nos hace perseguir un mismo objetivo.
Cuando el interés particular prima al bien común, aparecen las crisis. Cuando creemos que actuar pensando en el bienestar de todos es un obstáculo para alcanzar grandes cosas y que no se puede cambiar o mejorar nada de la sociedad.
¿En qué momento aparece ese desánimo y la sociedad empieza a aceptar esas situaciones como algo natural?
El desánimo aparece cuando abandonamos la tarea de humanizarnos, de hacernos mejores personas. Lamentablemente, cuando la corrupción se institucionaliza, la gente se torna escéptica. Sin embargo, no debemos olvidar que aunque estemos en un marco institucional difícil de cambiar, todavía tenemos la capacidad de influir en el. Lo importante es querer cambiar y mejorar las cosas por el bien de todos.
La solución siempre será educar. ¿Cuál es el perfil del educador que necesitamos hoy en día?
Es lamentable que la sociedad de hoy nos deje una educación muy mercantilizada y apartada de los valores. Se tiene una idea errada de que la ciencia es neutral, cuando en realidad todo conocimiento está enmarcado en una tradición de pensamiento y persigue una idea de hombre y de sociedad. Actualmente, podemos decir que la educación se enfrenta a la tradición y, si bien es cierto, innovar es beneficioso, se debe integrar todo nuevo conocimiento en una tradición viva que nos humanice.
Humanizarnos. ¿Cuál sería la verdadera naturaleza de la humanidad entonces?
La verdadera naturaleza del hombre es un ser muy complejo pero que tiene facultades superiores como la inteligencia y la voluntad. Gracias a ello, puede tomar decisiones libres y racionales. Ser una persona que refleja en su comportamiento el dominio de la razón sobre los instintos.
Sí debemos actuar racionalmente por naturaleza, ¿por qué es tan fácil actuar en contra de las reglas? ¿Está bien revelarse?
Bueno, a veces es bueno ir en contra de las reglas porque algunas de ellas pueden ser injustas. Pero, una persona que se esfuerce por actuar bien, no solamente tiene que tomar en cuenta las reglas sino también los bienes que persigue y el desarrollo de virtudes. Las reglas son importantes porque son la expresión de la razón teórica, el modelo a seguir para ser virtuosos. Si nos enfrentamos a ellas es por impulso, por no controlar nuestras emociones y, también, por falta de corrección fraterna. Vivir en sociedad significa que entre todos nos ayudamos, nos corregimos y estamos comprometidos para alcanzar el bien juntos. Debemos aprender a salir de nosotros mismos y apetecer bienes superiores.