Descubriendo la Bioética
Entrevista a María Mazzanti di Ruggiero de Colombia, María Casas Martínez de México y Jaime Millás Mur.
En el marco del III Congreso Internacional De Bioética y el I Encuentro Internacional De Estudiantes De Bioética, organizado por la USAT, conversamos con tres renombrados especialistas en la materia para que nos acerquen al conocimiento de una disciplina que ha adquirido mayor importancia en los últimos tiempos.
María Mazzanti di Ruggiero de Colombia, María Casas Martínez de México y Jaime Millás Mur de España, son tres profesionales de la salud con amplio conocimiento y experiencia en el campo de la Bioética. Ellos llegaron a Chiclayo por invitación del Instituto de Bioética de la USAT.
¿Cuándo aparece la Bioética como disciplina?
María Casas: En los años 70, Potter, un médico norteamericano utilizó por primera vez la denominación Bioética en su libro “Puente al futuro”, donde revisaba la problemática de la guerra fría y el peligro de las armas nucleares. Desde ahí se empezó una reflexión sobre si la tecnología y los avances propios de la ciencia, tenían que relacionarse con la ética como se hacía anteriormente hace muchos siglos. Así se llegó a la conclusión de que si bien las ciencias son neutras, su aplicación no lo es.
¿A raíz de cuáles eventos históricos en las ciencias médicas se hizo más urgente hablar de Bioética?
María Mazzanti: Otros eventos, muy serios, se refieren a las investigaciones con seres humanos, por ejemplo las realizadas en los campos de concentración. Ello resultó en el Código de Núremberg en el cual se exigía que toda experimentación con seres humanos tuviera como base la autonomía de los sujetos que se sometían a la investigación. Eso influyó bastante a la Bioética, antes de que Potter acuñara la palabra. Ya en los años 80, universidades americanas comenzaron a generar programas interdisciplinarios sobre las aplicaciones de la disciplina.
¿Cómo lograr que los educadores, en todos los niveles, aborden estos temas?
Jaime Millás: Ese es un gran reto que tenemos. Pienso que la Bioética debería ser un curso escolar, luego universitario y de postgrado. Tenemos que cubrir todos los años de la vida de las personas para que aborden estos temas. En mi experiencia, recuerdo haber editado un folleto informativo para padres de familia donde se les orientaba cómo explicar la Bioética a adolescentes, quienes se plantean muchas preguntas al respecto. Por ejemplo, se cuestionan sobre la clonación, las células madres y embrionarias, etc. Cada día se publican nuevos estudios y casos. Quienes estamos en el campo de la Educación tenemos el deber de elaborar nuevas formas para introducir y enseñar estos temas.
¿Cómo llegar a los estudiantes dependiendo de la etapa formativa en la que se encuentren?
Jaime Millás: Creo que los profesores especialistas en cada nivel educativo saben cómo hacerlo. Al comienzo deben ser conceptos más concretos y, más adelante, ideas más abstractas. A mí me ha tocado enseñar filosofía en la última etapa del colegio, y cuando desaparece el color, el sonido y solo queda el pensamiento, cómo explicarlo es todo un reto. Algo que sí debemos tomar en cuenta es que los jóvenes ahora tienen grandes inquietudes en el tema del voluntariado, si los animan un poco se interesan mucho por estos temas.
Es cierto, existe muchos movimientos de voluntarios alrededor de temas como la defensa de la vida, de la dignidad, entre otros. ¿Cuál es la situación en cada uno de sus países?
María Casas: El panorama de aceptación de estos temas en México, como en cada ciudad actual, es muy heterogénea debido a la diversidad de formas de pensamiento. Yo sí creo que el postmodernismo, aunque ha dado un vuelco negativo a los valores, también hay una cierta recuperación de los mismos por los jóvenes. Existe ahora un movimiento inverso, ellos están palpando las consecuencias de las generaciones de los años 60 en adelante. Están repensando los valores, y al ser autoreflexivos y autónomos están buscando la verdad. Es el momento de plantearles un argumento directo y realista para que reflexionen. Yo soy de las de la esperanza, y pienso que esta juventud está mucho más interesada en el desarrollo ético.
María Mazzanti: En Colombia hay un fenómeno similar, los jóvenes se hacen muchas preguntas sobre cómo orientar a pacientes, por ejemplo, en el tema del aborto. También, hay un boom en cuanto a la ideología de género y las denominadas nuevas familias. En estos casos, si bien se hacen muchas reflexiones lógicas, cuando hay que tomar una decisión, las personas se dejan llevar por lo afectivo.
Jaime Millás: Es importante llegar no sólo a los jóvenes, sino a todos dentro de las familias. Debemos llegar también a los padres, pero uno de los obstáculos, por ejemplo en Perú, es que ellos tienen muy poco tiempo o creen que la forma en que se les educó era la correcta y no necesitan mayor preparación. Aquí también, el rol importante de las universidades, porque es en ella donde los jóvenes asientan sus principios o los deforman.
Acerca de los entrevistados:
María Casas (México) Médico Cirujano por la UNAM, especialidad en Hematología por la Escuela Superior de Medicina del IPN, especialidad en Docencia por la UNAM, Maestría en Bioética por la Escuela de Medicina de la Universidad Anahuac y Doctora en Ciencias, área de conocimiento Bioética por la Facultad de Medicina de la UNAM. Profesor investigador por 36 años con más de 600 ponencias en foros médicos y de divulgación nacional e internacional.
María Mazzanti (Colombia) Bióloga por la Universidad de los Andes, con especialización en Bioética y en Dirección y Administración de Centros Educativos por la Universidad de La Sabana y Doctora en Bioética por la Universidad del Bosque de Bogotá. Presidenta de la Asociación Latinoamericana de Centros de Educación Diferenciada y miembro fundador de la Fundación Colombiana de Ética y Bioética.
Jaime Millás (España) Biólogo, por la Universidad de Valencia, Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad de Piura, Máster en Dirección de Instituciones Educativas por el Centro Universitario Villanueva, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid, y Máster en Bioética por la Universidad de Murcia. En Valencia fue Subdirector del Colegio Mayor “Albalat” y, tras fijar su residencia en el Perú, en 1977, director de varios Centros Culturales de Lima y colegios del país.
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