Entrevistas Facultad Medicina Psicología
“Los psicólogos debemos crear una cultura de expresión emocional”
El psicólogo con 26 años de experiencia, expresó en esta entrevista las razones por las cuales escogió esta carrera y cómo orientó su experiencia a la especialidad de trauma, duelo y resiliencia.
¿Qué lo motivó a ser psicólogo?
Hay dos eventos que influyen en mi vida, que me orillaron a ser psicólogo, uno de ellos tiene que ver con una situación particular de una persona muy cercana a mí afectivamente, que estaba llevando unos problemas difíciles y afectó a toda la familia y, en segundo lugar, el hecho de reconocer que yo necesitaba estabilizar más mi propia vida, tal vez el conocimiento que me imprimiera la psicología no solo me iba a permitir eso, sino también, apoyar a otras personas que estuvieran en circunstancias como la mía de confusión, de no tener un proyecto claro de vida muy bien estructurado.
¿Cómo decide orientar su carrera hacia trauma, duelo y resiliencia?
Cuando estuve terminando mis prácticas profesionales, realicé el último año de prácticas en el hospital San Juan de Dios de Colombia, en la unidad de rehabilitación; es ahí donde me encuentro con personas que han perdido algunas funciones del cuerpo en accidentes, como trauma raquimedular, lo cual implicaba paraplejia. Posteriormente, tuve la oportunidad de acercarme a otras experiencias de dolor y pérdida, como la de seres queridos; el enfrentarse al diagnóstico de enfermedades crónicas o terminales, por ejemplo tener hijos con alguna condición de discapacidad y el duelo que eso implica para la pareja o la familia.
¿Qué tipo de reacciones tiene una persona que enfrenta la pérdida de un ser querido? ¿Es solo emocional?
Un duelo impacta toda la vida de la persona, su área biológica, emocional, cognitiva, su área social, las personas tiende a encerrarse y aislarse; también impacta su área espiritual, las personas se alejan o ponen en discusión sus convicciones religiosas, porque la vida es totalmente confrontada por una pérdida.
¿Por qué no todas las personas enfrentan de la misma manera la muerte de alguien querido?
Básicamente la diferencia de alguien que lo afronta bien a alguien que lo afronta mal, tiene que ver con los recursos de resiliencia que la persona desarrolla, pero también con la manera como ha afrontado diversas pérdidas a lo largo de su vida. Una persona suele enfrentar bien las perdidas cuando tiene un buen grado de conocimiento, tiene redes de apoyo, pero sobre todo cuando ha descubierto que tiene recursos de resiliencia y la capacidad de crecer a pesar de lo que le ha ocurrido. Las pérdidas en la vida tienen la potencialidad de hacer descubrir o potenciar recursos que antes eran ignorados por todos nosotros.
¿Qué es la resiliencia?
Cuando hablamos de resiliencia es que la persona reconozca que todos los seres humanos tenemos unos recursos para hacerle frente a las adversidades, no necesariamente una adversidad nos destruye una adversidad puede hacer evidente recursos que tenemos para superar las adversidades. La resiliencia es la capacidad que tiene un individuo de enfrentar una situación altamente adversa y rehacerse a partir de esa situación, descubriendo recursos que le permiten volver al nivel de funcionamiento que tenía antes de enfrentarse a la pérdida.
Ante una pérdida, lo común es llorar ¿Esto es beneficioso? Dicen que las personas que no lloran no se desahogan y reprimen el dolor ¿eso es malo?
No necesariamente, la persona que no llora está reprimiendo el dolor, lo que sucede es que hay diversos canales de expresar el sufrimiento; uno de ellos son las lágrimas, la persona que está sufriendo expresa aquello que está sufriendo no solo a través de las lágrimas, sino también vuelven el dolor en palabras. Los psicólogos debemos trabajar en crear una cultura que favorezca la expresión emocional, que la acoja, en el que la persona reconozca que el sufrimiento es parte de su proceso, pero no la única parte y que el sufrimiento tiene algo que mostrar y enseñar de la vida, de uno mismo. El sufrimiento potencia recursos de resiliencia y ayuda a desarrollar recursos de afrontamiento que son importantes.
¿Hay fases en este proceso para llevar el duelo?
Digamos que en la teoría, se ha dicho que las personas en duelo transitan por fases, pero actualmente no hablamos tanto de fases, en el que la persona transita por un shock, miedo, rabia, etc., hoy hablamos del enfrentamiento por el que la persona en duelo tiene que pasar, una serie de tareas que demandan ponerse en acción, las cuales son 5: la primera, procesar las emociones que le deja la perdida; en segundo lugar la persona tiene que admitir su realidad como real e irreversible y generar los cambios que eso le demanda; en tercer lugar, la persona tiene que darse cuenta que las pérdidas tienen más lecciones para él y tiene que aprender asimilarse a lecciones y ponerlas en práctica; en cuarto lugar, la tarea implica ubicarse en un espacio sin el ser querido y la última tarea nos habla de orientar la energía emocional para no quedarnos en la pérdida, sino encausarla hacia lo que podríamos hacer a partir de los recursos que nos quedan.
¿En cuánto tiempo una persona puede superar este tipo de pérdidas?
Es muy difícil hablar de tiempo en el duelo, porque eso depende de varios factores, tanto de la persona que está viviendo el duelo, del tipo de pérdida y del significado emocional que tenía lo perdido. Entonces, no podemos hablar exactamente de un tiempo, pero si podemos decir que el duelo demanda unos elementos básicos de afrontamiento y podría uno decir que el primer año es clave porque siempre se va a confrontar la ausencia.
¿Qué tipo de actividades se recomiendan hacer?
Es un proceso de aprender a recordar, a vivir con el vacío de la pérdida, eso se hace a través de tareas, y esas tareas implican enfrentarse al espacio que se compartía con el ser querido, a las prendas o fotografías. Que la persona progresivamente se enfrente a recordar hechos como la música que le gustaba a la persona, que transite por los lugares por los cuales caminó con la persona, pero siempre monitoreando cómo le está asentando cada uno de esos espacios; eso le va dando a la persona en duelo la posibilidad de sentir que no es un sujeto pasivo de lo que le sucede, sino que puede hacer cambios, tanto en el mundo exterior, como en sí mismo. Debe enfrentarse con lo que perdió.
¿Es cierto que debemos sacar fotografías o todo lo que nos recuerde a la persona querida ahora ausente?
No es recomendable irse de la casa, ni esconder las fotografías, tampoco botar las pertenencias del ser querido. Lo que se debe hacer es, gradualmente, usar esos elementos como una ayuda para ver cuán fortalecido se está en el proceso.
¿Es posible ver la muerte de otra manera para que al experimentarla en alguien cercano no nos afecte tanto?
Sí, es un aprendizaje en donde veamos a la muerte como parte de la vida, no lo contrario a la vida y cuando yo aprendo eso, disfruto más.
Si viviéramos con la conciencia de que una buena muerte implica una buena vida; la muerte no sería tan dolorosa. A veces, se dice que lo más doloroso de las partidas de seres queridos, es reconocer que los tuvimos durante mucho tiempo cerca y no los disfrutamos como hubiéramos querido.
¿Alguna recomendación para quienes deseen especializarse en estos temas?
En primer lugar veamos este elemento del duelo como un área buena de trabajo, no hay psicólogo independiente a lo que se dedique que no vaya a tener que enfrentarse con personas en duelo; en segundo lugar que entiendan que para acompañar en duelo tenemos que formarnos, capacitarnos más, pues no podemos acompañar desde el sentido común y, en tercer lugar, que nosotros entendamos que las personas dolientes nos rodean por todas partes y confían en nosotros. Cada día los psicólogos tenemos que renovar la sensibilidad para ponernos en el lugar del otro y entender que acompañamos no solo con nuestro conocimiento sino con nuestra persona.